La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse. ...
Vous n'êtes pas connecté
La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse. Otto von Bismarck Los sofistas eran grandes y sofisticados oradores, en sus discursos exaltaban los sentimientos y las emociones en su afán insaciable por acaparar la atención de los demás, a ellos les fascinaba ser el centro de atención… los estoicos eran mucho más sencillos, sus discursos eran más claros, directos y precisos, no eran de alardear ni mucho menos de ser el centro de todas las miradas… y, sin embargo, lo eran… quizá no por su parquedad, sino por su coherencia y, sobre todo, por esa paz constante y esa manera tan sorprendente de mesura, que si bien no dejaban de disfrutar de todos los placeres, a diferencia de la exaltación crónica de los sofistas, sabían cuándo había llegado el punto de equilibrio y la feliz retirada. Y no es que los estoicos se sacrificasen, no, nada más lejano a la realidad, sino que tenían muy claro el concepto de autocontrol, valía y agradecimiento. Estas formas de proceder me recuerdan mucho a cómo actúan una mente débil y una mente fuerte frente a la felicidad. Y es que, mi querido lector, por más que nos quieran vender de oropel los conceptos sobre la misma, la felicidad es una propiedad, es decir, depende de cada uno y de sus circunstancias y, sobre todo, de la manera que se tiene de ver y vivir la vida. La felicidad es una experiencia personal e íntima que hila la necesidad y el deseo en un punto que nos genera una profunda satisfacción… su permanencia depende de cada uno… la felicidad es sensible a muchas circunstancias y cada cual la vive de acuerdo con su capacidad mental. Mientras las mentes débiles persiguen la felicidad y/o la postergan hasta lograr tal o cual experiencia, objetivo, deseo o ilusión, las mentes fuertes atesoran cada pequeño detalle diariamente y la funden en un agradecimiento. Sí, mi querido lector, la felicidad es, ante todo, una predisposición de la mente, un estado mental, usted lo elige decidiendo cómo mirar su vida y vivirla cada día. Nos han vendido esa idea de que siempre algo nos falta para ser felices, como si nuestra propia existencia fuese incompleta, como si algo siempre faltase en ella; nos presentan la materialidad como forma de sublimar nuestro éxito a la inmediatez, nos dicen cómo vivir nuestra vida, nos invaden de modas y tendencias, en fin… nos intentan envolver en un macabro juego de dependencias felices ajenas a nosotros mismos, como si la felicidad fuese un producto de merchandising… siempre ajeno a nosotros mismos y que debemos adquirir. Las mentes débiles caen fácilmente en esta sofisticada falacia. Y ése es todo el problema de las mentes débiles y la felicidad… que no hay objetivo alcanzado que llene ese intangible, que no hay pareja ni producto ni éxito ni fama ni marca ni brillo que te haga sentir feliz, sino, más bien, esclavo; tras conseguir un primer eslabón no se librarán de la avalancha de deseos convertidos en necesidades creadas… y así viven, incompletos y en la búsqueda, ampliando y agravando sus experiencias, publicitando sus minutos de fama rentada, mostrando su vida de fantasía… ésa que, a su vez, les vuelve a poner siempre en desventaja… en la búsqueda, en la incomodidad, en el no suficiente… La mente fuerte es más estoica, más simple, como le dije, es más de atesorar, de sentido común, de mesura, de encontrar placer en las cosas pequeñas, privadas, en la exclusividad de su círculo, de su gente, de sus silencios… la gente de mente fuerte no necesita ir a buscar la felicidad fuera porque la lleva dentro, la tiene en sus elecciones diarias, en sus deseos sin imposición, en la claridad de sus acciones. La mente fuerte no se complica, su felicidad está ahí donde, como y cuando decide verla, vivirla y crearla. Su gente y el agradecimiento diario son sus dos grandes fuentes de felicidad. Y no se equivoca… ésas dos elecciones multiplican, llenan, complementan y completan. No importa quiénes seamos o cuánto tengamos, lo importante es tener con quien compartirlo, disfrutarlo, abrazarlo y atesorarlo, eso se queda por siempre, no pasa de moda ni de tendencia, es más, se embellece y se engrandece con los años, eso, mi querido lector, es el lujo… Y el lujo es una marca personal, una forma de ser, de vivir, de sentir… y no está en venta… se adquiere con el tiempo, con el dominio de la sensatez, la elegancia de saber elegir lo bueno, la belleza, la armonía, lo sutil y, por supuesto, en nuestra calidad humana. Como siempre, usted elige. ¡Felices deseos, felices vidas! Columnista: Paola Domínguez BoullosaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0
La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse. ...
Historias sobre el porno, Cervantes y un equipo de baloncesto en un campo de refugiados, junto a libros que funcionan como reconstrucciones, entre las...
El escritor elogia con pasión el mensaje que la primera ministra italiana dio en una conferencia en EEUU en febrero, donde recopiló las ideas...
Guillermo Arriaga nos cuenta en ‘El hombre’ la triste historia de la humanidad, de cómo aquellos sin escrúpulos ni conciencia se han servido de...
Irene Villa confiesa a ABC que el atentado terrorista que sufrió en 1991, cuando tan solo tenía 12 años, no solo le afectó a su cuerpo (como...
Irene Villa confiesa a ABC que el atentado terrorista que sufrió en 1991, cuando tan solo tenía 12 años, no solo le afectó a su cuerpo (como...
Una obra teatral aventurada e innovadora, “Respirar”, propone el recorrido de la historia clínica de la dramaturga, directora y actriz que...
Rodolfo WalshPor Miguel Barrero En el barco de Teseo Hay un viejo y desabrido tópico local que asevera que la Semana Negra es siempre lo mismo,...
En los últimos años se han popularizado los libros de ejercicios para adultos, una versión actual de los tradicionales cuadernos de...