- EXCELSIOR.COM.MX - A La Une - 21/Jul 08:27

El leve soplo de una delación

Adán Augusto López, senador y líder de la bancada de Morena, exsecretario de Gobernación, exgobernador de Tabasco y exprecandidato presidencial de su partido, acusó que los señalamientos sobre él y su exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco son “politiquería”. Su partido, en sesión de Consejo Nacional de Morena, esencialmente lo arropó y le dio un manto de inocencia ante tales señalamientos. Defendió la labor de seguridad pública durante su gestión sin rubor alguno. “Nosotros recibimos un gobierno del PRD que era primer lugar en secuestro”. Al incriminar al gobierno anterior al suyo refrendó dos métodos, que son comunes a los gobiernos de Morena, desde el gobierno federal y todos los estatales. En primer lugar, acusó que el origen de todos los males viene de gobiernos pasados y que el suyo es uno de “reparación de daños”. En segundo lugar, infiere, con aquello de que Tabasco “estaba en primer lugar de secuestros”, pues, que su gestión lo resolvió. Presentó “otros datos”. Según datos verificados de la SESNSP, dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal, la violencia en Tabasco se disparó cuando Adán era gobernador y Hernán Bermúdez era el secretario de Seguridad Pública. Desde el momento del nombramiento de Bermúdez como jefe policial de Tabasco, el portal Guacamaya Leaks divulgó un informe de la Sedena donde se informaba de sus vínculos como líder del cártel conocido como La Barredora. Con Adán Augusto López y Hernán Bermúdez la violencia en Tabasco en materia de homicidios se incrementó en un 83 por ciento. Por lo tanto, la tímida defensa que hizo el senador a su entrada al Consejo Nacional de Morena ayer se acerca más a una mentira flagrante, no una defensa creíble. Es más, mientras ejercía como jefe policiaco Bermúdez existieron señalamientos constantes de su protección a actividades criminales, como extorsión, tráfico de combustible, tráfico de personas y la producción y venta de drogas. Todas esas versiones fueron acalladas por el opresivo sistema político reinante en Tabasco. Senadoras y senadores de Morena hicieron coro defendiendo a Adán Augusto López, su líder político. Enfatizaron que el caso de López y Bermúdez nada tiene de parecido con el caso de Calderón y García Luna. Su razonamiento es que Calderón era presidente y Adán López solamente un gobernador. Pero entonces brincaron más preguntas: ¿por qué no sabía AMLO como presidente del caso de su estado natal o de la corrupción del actual gobernador tabasqueño May, cuando dirigía la construcción del Tren Maya? ¿O del involucramiento de los hijos del expresidente en el otorgamiento de contratos para la construcción de las vías férreas? Todos los senadores prefirieron callar ante tanta pregunta imposible de contestar. Finalmente, todo el caso de corrupción y encubrimiento de Adán Augusto López no es solamente sobre Tabasco. Más bien toca el modelo político de gobernanza que Morena aplica en todo el país, desde la Presidencia de la República hasta el último presidente municipal de Morena. El modelo se finca en una estructura de impunidad, que es lo que mantiene unido ese partido. Sin impunidad, se desmoronaría Morena en una semana. La impunidad es el lubricante que hace funcionar todas las piezas, porque si cae uno, caen todos. Por esa razón, la Presidenta se resiste a entregar al gobierno estadunidense a los políticos morenistas vinculados u operadores del narcotráfico. Si cae uno, la denuncia de los otros vendrá en coro y, así, hasta destruir el movimiento. El caso de Adán Augusto López no es la historia de una impunidad firme, sino es la expresión de la vulnerabilidad de un movimiento político que puede desmoronarse con el leve soplo de una delación.     Columnista: Ricardo Pascoe PierceImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0