Exige mucha valentía que una mujer, más si es niña o adolescente, se atreva a denunciar a maestros, por acoso sexual. Cada escuela es un territorio...
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Exige mucha valentía que una mujer, más si es niña o adolescente, se atreva a denunciar a maestros, por acoso sexual. Cada escuela es un territorio con rutinas y patrones de comportamiento que se rigen, en buena medida, por criterios internos. En todas hay jerarquías y se conocen las reglas del juego, donde manda el director no gobierna el docente. Pero se dan casos de que grupos de maestros se apandillan y se imponen a la autoridad y demás personal. Forman pequeñas mafias que se apoderan de todo y se cubren unos a otros. Hasta que alguien eleva su voz y protesta con vigor. Se requiere de arrojo moral para decir ya basta. Eso fue lo que pasó en la ceremonia de graduación de la Preparatoria Felipe Carrillo Puerto de Pijijiapan, Chiapas. Una joven se encaramó en la tribuna, tomó el micrófono y denunció con voz templada, aunque algo lagrimosa que ella y otras alumnas sufrieron actos de hostigamiento y acosos sexual. Pidió a sus compañeras que fueron agredidas, que levantaran la mano. Otras seis lo hicieron. Y las redes sociales cumplieron su labor. Varios videos se volvieron virales, la prensa local documentó el caso y se generó una protesta social enérgica. La bronca creció y las autoridades se vieron forzadas a tomar cartas en el asunto. El 17 de julio, la Fiscalía General del Estado de Chiapas, detuvo a uno de los maestros por presuntos hechos constitutivos de hostigamiento y acoso sexual. Fue al que la joven valiente puso en evidencia en público. El director de la escuela se vio (o fue) forzado a renunciar al cargo. Este lunes, la Coordinación General de Asuntos Jurídicos y Laborales de la Secretaría de Educación del Estado anunció que analiza los casos de otros dos trabajadores de esa escuela. La actitud, tipo mafia, de proteger a los suyos entró en vigor desde marzo. Andrea J. Arratibel, de El País Online (21 de julio), reportó que meses antes de la ceremonia de graduación la víctima se armó de valor y junto con su madre acudió al director de la escuela para quejarse. Y sucedió que, en lugar de proceder, él y otros maestros la presionaron para que no denunciara nada. La letrada Lourdes Ovando Wong, de la Red Nacional de Abogadas Digna Ochoa, aceptó asesorarla jurídicamente. Pero fue la protesta pública la que le dio voz a los reclamos. La abogada Ovando Wong, quien ha llevado otros casos de defensa de jóvenes hostigadas, apunta que los hechos ocurrieron durante años en esa escuela y en otras más de Chiapas, de secundaria a universidad. Lo más grave es que, parte de la sociedad echa la culpa a las víctimas. Es lo que algunos docentes de esa escuela tratan de hacer con quienes se atrevieron a manifestar los abusos que ellos cometieron. La abogada teme que, por la presión de sus colegas (y tal vez del sindicato), el agresor siga el proceso en libertad. Un acto de valentía movilizó a la sociedad y articuló una protesta que llegó al centro del país y tuvo eco en el extranjero. Tan es así que hasta el gobierno de la Cuatroté se dio cuenta del asunto, pero en forma ambivalente. Cito a Arratibel: “La titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández, apoyó a la joven con un mensaje en redes: ‘Reconozco la enorme valentía de la estudiante que alzó la voz para denunciar el acoso que sufrió y señalar que esta práctica no es normal, es violencia y no debe ser encubierta por nadie’. Pero también añadía una frase chocante tratándose de una autoridad estatal: ‘Es tiempo (…) de cuidarnos entre nosotras’”. Es decir, nos solidarizamos, pero no actuamos. No obstante, la lección es clara. Hay que denunciar, protestar, desenmascarar a los agresores gandallas y sus compinches. No basta con la renuncia del director y enjuiciar a un infractor. Hay que ir contra más criminales que acosan a niñas, adolescentes y a mujeres en general. Retazos En Yucatán también corre el agua: más de 600 casos de violencia detectados o cometidos en contra de niños y adolescentes, se registraron en los últimos nueve meses en los planteles de educación básica. La Secretaría de Educación estatal dio la información al Diario de Yucatán. Y las denuncias se reproducen a lo largo del país. Hay muchas escuelas contaminadas. Columnista: Carlos OrnelasImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0
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