- EXCELSIOR.COM.MX - A La Une - 28/Aug 07:25

Fernández Noroña se enreda con su lengua

El imbañable —así le dice Lilly Téllez— senador Gerardo Fernández Noroña pasó todo el día tirándose al piso porque, según él, cuatro legisladores del PRI lo agredieron cuando intentaba clausurar las sesiones de la Comisión Permanente en el Senado. Se entonaba el Himno Nacional para cerrar los trabajos bicamerales y dejar todo listo para la apertura del segundo periodo ordinario, que arrancará con el I Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum, cuando se soltaron los perros. El senador priista Alejandro Alito Moreno se acercó a la Mesa Directiva y se paró junto a Fernández Noroña para reclamarle que no le permitió el uso de la palabra, como estaba acordado en la Junta de Coordinación Política. Fiel a su estilo, el presidente de la Cámara alta empezó a intercambiar alegatos con Alito, levantándole el dedo a la altura de la cara, y luego quiso sujetarlo por los hombros; el priista se zafó y empezaron los empujones, hasta que Gerardito se rajó y salió corriendo. Él dice que no respondió por prudencia y respeto a la investidura, pero que en un momento lo pensó y desistió de ello cuando su compañera Lola Padierna lo jaló para retirarlo del recinto. Que casi aplicó la de “agárrenme porque no respondo”. En entrevista para Radio Fórmula, dijo a Pepe Cárdenas que él ya es un hombre de 65 años y Moreno anda en los 50 y saludable, pero que, además, se contuvo porque cuatro legisladores del PRI le iban a echar montón. Se dijo muy ofendido porque —según él— nunca se había visto que al presidente del Senado lo jalonearan en tribuna, aunque los pleitos en las sesiones han llegado incluso a tomar la tribuna, arrebatar los micrófonos y dormirse sobre la mesa, por decir lo menos. Quienes lo conocen, dicen que Fernández Noroña es hablador, pero que jamás se avienta a los trancazos porque es un chillón. Siempre vocifera y amenaza a quien lo confronta, pero nunca pasa de echar saliva. Este agarrón le cae como anillo al dedo al senador para intentar desviar la atención del escándalo de la casa que compró por 12 millones de pesos en Tepoztlán, y de sus dos camionetas, que, juntas, rebasan los dos millones de pesos. El tema de su casa llegó hasta la mañanera, pero, aun así, Fernández Noroña insiste en minimizarlo, pues asegura que la propiedad la compró con un crédito bancario que, hasta la fecha, se ha negado a decir en qué banco y cuánto paga mensualmente. Quienes saben del tema dicen que es falso, primero, porque, por su edad, ninguna institución bancaria le daría un crédito de ese tipo, que regularmente son a 20 años, lo que significaría que debería estar pagando alrededor de 180 mil pesos mensuales. Pero en lo que no pensó el más fifí de la chairiza es que absolutamente ninguna institución bancaria otorgaría un crédito para comprar una propiedad asentada en terrenos ejidales, como son todos los del municipio morelense. Si asegura que no pagó en efectivo, entonces es producto de un despojo o del pago de algún favor.   CENTAVITOS Dicen que la Presidenta hace mal en defender al imbañable senador, pues sus exabruptos la obligarán a negociar con la oposición para que el escandalito no influya durante la sesión del Primer Informe de Gobierno, pues, en una de ésas, le cobran lo que ella no rompió… Por cierto, si Fernández Noroña no quiere informar lo de su supuesto crédito, seguramente la Unidad de Inteligencia Financiera lo puede hacer; no para darlo a conocer, sino para tenerlo en reserva por si el senador se pone necio más adelante. Columnista: Adrián RuedaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0