2.238, el paredón de EspañaRicard Chulià El cementerio de Paterna fue, entre 1939 y 1956, el escenario de fusilamientos masivos de la represión...
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2.238, el paredón de EspañaRicard Chulià El cementerio de Paterna fue, entre 1939 y 1956, el escenario de fusilamientos masivos de la represión franquista. 'Público' viaja este verano a los lugares que nos recuerdan que la historia, a veces, rima. El Terrer, en el paraje de la Lloma Llarga, es como se conoce una zona adyacente al cementerio municipal de Paterna (Horta Nord) donde se alzaba una pequeña elevación de tierra de unos diez metros. El 3 de abril de 1939, tan solo un par de días después de la entrada de las tropas franquistas en València y Alacant, el ejército sublevado eligió este paraje como lugar para ejecutar fusilamientos en masa. El espacio evitaba las balas perdidas y, asimismo, se encontraba —y se encuentra— a tan solo unos pasos del cuartel militar Daoiz y Velarde. Desde entonces, El Terrer ha pasado a conocerse también como el Paredón de España. Entre aquel día de 1939 y noviembre de 1956, cuando se ejecutaron los últimos fusilamientos, se ha documentado el asesinato de 2.238 republicanos. Concretamente, en Els afusellaments al País Valencià (1938-1956), publicado originalmente en 1992, pero reeditado y ampliado en 2007, el historiador Vicent Gabarda pone nombre y apellidos a todos ellos y calcula que el 94% serían valencianos. Más de un tercio de los fusilamientos franquistas en el País Valencià se ejecutaron aquí. El Terrer no está muy lejos del núcleo urbano de Paterna. Actualmente, está rodeado, además de por los citados cementerio y cuartel militar, por carreteras y autovías, por un colegio, una ciudad deportiva, un centro comercial, un polígono industrial, pero también por el barrio de Alborgí. El paisaje era radicalmente diferente, eso sí, en 1939. El Camí de la Sang (camino de la sangre) era como se conocía popularmente a la ruta que llevaba a los prisioneros desde la cárcel hasta El Terrer, para fusilarlos, y después hasta las fosas comunes del cementerio. La sangre del nombre popular del camino no era solo metafórica, sino que dejaba bien a la vista su rastro. Las ejecuciones se solían producir al alba, pero, en el caso de Paterna, era tal la cantidad de presos para ajusticiar que muchas se llevaban a cabo después de la misa de las seis de la tarde. Entre El Terrer y el centro urbano de Paterna hay a penas un kilómetro de distancia en línea recta, por lo que los disparos se oían en la población. Joan Baptista Peset, oficio permanente de memoria Entre los 2.238 asesinados por el franquismo en ese lugar está Joan Baptista Peset Aleixandre, una figura destacada de la medicina valenciana, pero, asimismo, una persona de ideas republicanas, de izquierdas y valencianistas. Peset había sido rector de la Universitat de València entre 1932 y 1934 y era militante de Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña. Fue el candidato más votado en las elecciones de 1936, cuando encabezó el Front d’Esquerres, es decir, el Frente Popular en el País Valencià.Como diputado, Peset asistió a las últimas Cortes republicanas, celebradas el 1 de febrero de 1939, en Figueres (Alt Empordà), de camino hacia el exilio. Sin embargo, y a pesar de las insistencias en contra, dio media vuelta y acompañó al presidente de la República, Juan Negrín, durante el resto de la guerra y hasta la marcha definitiva de este hacia el exilio, desde el aeródromo de Elda. Peset reunió a su familia e intentó escapar por el puerto de Alacant, como último recurso. Resultó en vano. Peset fue preso por las tropas franquistas e inició un periplo por varios campos de concentración, entre ellos el de Albatera (Vega Baja) y el del monasterio de Porta Coeli (Camp de Túria), hasta que, el 15 de enero de 1941, lo llevaron a la Cárcel Modelo de València. En un primer consejo de guerra, denunciado por los médicos falangistas Francisco Marco Merenciano, Ángel Moreu González-Pola y Antonio Ortega Tena, Peset fue condenado a muerte por “auxilio a la rebelión”, pero en la misma sentencia se recomendaba que se le conmutara la pena por treinta años y un día. Otro médico, el delegado provincial de Sanidad José Rosa Meca, no quedó contento con este último extremo y registró otra denuncia contra Peset, aportando una conferencia que este pronunció en 1937 donde, obviamente, se posicionaba contra el golpe de Estado franquista. Peset volvió a ser condenado a muerte por otro consejo de guerra, pero esta vez sin ninguna medida de gracia recomendada. A pesar de que hasta el entonces arzobispo de València, Prudencio Melo, reclamó clemencia para Peset, la pena fue ratificada, con el “enterado” de Francisco Franco. El 24 de mayo de 1941, a las seis de la tarde, fue ejecutado en el Terrer de Paterna. El doctor Marco Merenciano, como hemos visto, uno de los delatores de Peset, tuvo el honor, en 1950, de dar nombre a la actual plaza de Jesús, que recuperó su denominación tradicional con la llegada del ayuntamiento democrático en 1979. La memoria de Peset Aleixandre, por su parte, además de dar nombre a un hospital, también sirvió para retirar el de Onésimo Redondo, fundador de JONS. La paradoja es que, en 1980, Marco Merenciano volvió a recuperar una calle en València. Justamente la que el franquismo bautizó como General Moscardó, convertido en mito por el fascismo, una vía perpendicular a la de Onésimo Redondo, posteriormente, como hemos visto, avenida Peset Aleixandre. Por ello —y hasta 2017, con el ayuntamiento presidido por Joan Ribó—, delator y delatado, fusilado e instigador de su fusilamiento, compartieron honor en el callejero valenciano. Actualmente, eso sí, la calle Marco Merenciano se llama Félix del Río, activista vecinal del barrio. Junto al barranco del Carraixet, los muertos de las frías madrugadas Vicent Andrés Estellés, posiblemente el gran poeta valenciano del siglo XX, de quien este año se cumplía el centenario, con la censura del gobierno autonómico del PP y el apoyo de Vox, compuso Ofici permanent a la memòria de Joan B. Peset, que fou afusellat a Paterna el 24 de maig de 1941, que no se publicó hasta 1979. A la entrada del cementerio de Paterna, en una obra de Antoni Miró inaugurada en 2009 para honrar la memoria de las víctimas de la represión franquista, se reproduce un poema de Estellés, Gran oratori pels morts valencians de postguerra: “Vora el barranc del Carraixet, els morts de fredes matinades, / els morts de les nits tenebroses, / els assassinats de la terra” (Junto al barranco del Carraixet, los muertos de frías madrugadas, / los muertos de las noches tenebrosas, / los asesinados de la tierra”. Estellés parafraseaba unos versos famosísimos del gran poeta de la Renaixença valenciana, Teodor Llorente: “Vora el barranc dels Algadins / hi ha uns tarongers de tan dolç flaire / que, per a omplir d’aroma l’aire, / no té lo món millors jardins” (Junto al barranco de los Algadins / hay unos naranjos de tan dulce fragancia / que, para llenar de aroma el aire, / no tiene el mundo mejores jardines”. Los tópicos de la huerta fértil y armoniosa convertidos en el gran horror de Paterna dan una fuerza lírica notable a la composición y explican crudamente la realidad de lo que allí se vivió.El largo camino de la memoria Actualmente, según el visor cartográfico de la Generalitat, hay contabilizadas 529 fosas comunes en el País Valencià, pero eso no quiere decir que estas necesariamente sean todas las que existan. Ahora bien, solo en Paterna, se contabilizan 154. Las fosas están divididas en varias categorías. 83 corresponden a la represión en la retaguardia republicana; 64, a combatientes de la Guerra Civil; 2, a la represión franquista durante la Guerra Civil; 338, a la represión franquista durante la dictadura, y otras 10, de características más heterogéneas (como bombardeos). El conocimiento y el lugar simbólico de Paterna como el gran centro valenciano de la represión franquista ha pervivido siempre en la memoria colectiva. Sin embargo, la reparación y la justicia, e incluso la investigación, es ciertamente reciente y, por supuesto, aún muy incipiente y con un largo camino por recorrer. El punto de inflexión determinante se produce en 2015, por lo que respecta la memoria histórica. Es entonces, con el cambio de gobierno en la Generalitat y en la mayoría de instituciones valencianas hacia pactos de izquierdas, cuando se pone fin al bloqueo ejercido por la derecha y se impulsa la investigación en memoria histórica. Si Rita Barberá se empecinaba en construir nichos encima de otra de las grandes fosas comunes valencianas, la que hay en el Cementerio General de València, ahora, por fin, las instituciones asumían un papel bien diferente. Si hasta 2011 se habían documentado oficialmente en la demarcación de València 172 fosas comunes, actualmente ya son 366.Un actor clave para este cambio es, sin duda, Rosa Pérez Garijo. Primero como diputada provincial por València de Esquerra Unida (EUPV), en la legislatura 2015–19, y después como consellera, en la legislatura 2019-23, se hizo cargo de las políticas de memoria que más impulso dieron a la investigación de los represaliados en fosas comunes. La primera exhumación que se puede llevar a cabo en el cementerio de Paterna data de 2012, pero se produce por unas circunstancias extraordinarias. Se trata de una exhumación parcial de la fosa 126. Se daba la particularidad que en ella había un grupo de represaliados que fueron enterrados en ataúdes. Son todos del mismo pueblo (Massamagrell, Horta Nord), donde había memoria de este hecho. Estas circunstancias facilitan el proceso.Pero no es la tónica habitual. Las 154 fosas comunes que hay en el cementerio de Paterna tienen características muy distintas. Son producto, claro está, de arrojar de cualquier manera los cuerpos de los fusilados. Hay fosas más numerosas, como la 95, donde se acumulan 45 cuerpos, en un espacio de unos dos metros de ancho por otros dos de largo y una profundidad también de dos metros. Hay fosas más pequeñas e, incluso, las hay unipersonales. Según cayera ese día. Leoncio Badia Navarro, monumento a un buen hombre En la puerta del cementerio de Paterna se alza desde 2022 un monumento a Leoncio Badia Navarro, obra del escultor también paternero Nàssio Bayarri. Entre 1939 y 1945, Badia fue el enterrador del cementerio. Lo puso en este cargo el primer alcalde franquista, quien le espetó: “Rojo, si quieres trabajo, vete al cementerio a enterrar a los tuyos”.Badia se la jugó. Como podía, avisaba a los familiares, dejaba detalles como trozos de ropa al lado de los cuerpos, o bien colocaba botellitas de cristal con sus nombres para facilitar la identificación de los restos en un futuro. También recuperaba objetos de los fusilados para devolveros a sus familias. Su historia aparece en la novela gráfica El abismo del olvido, del historietista Paco Roca y del periodista Rodrigo Terrasa, publicada en 2023 en la editorial Astiberri, y en la obra de teatro L’enterrador, de Pepe Zapata.Las cartas de UlpianoPero, como decíamos, hasta 2015 no se produce el cambio determinante, con la llegada de los gobiernos progresistas a la mayoría de las instituciones valencianas. En la segunda mitad de la primera legislatura, en noviembre de 2017, finalmente, se aprueba la Ley de Memoria Democrática valenciana. Pedro Luis Alonso Gutiérrez es vicepresidente de la Plataforma de Familiares de Víctimas del Franquismo de las Fosas de Paterna. Su abuelo paterno, Ulpiano Alonso Presa, fue fusilado en El Terrer, el 17 de noviembre de 1939, y arrojado a la fosa 95. Los familiares de las víctimas se unen en asociaciones por fosas, para llevar a cabo el proceso de exhumación, y es por eso que Pedro Alonso es también representante de la asociación de familiares de la fosa 95.Ulpiano Alonso venía de Palencia. Había nacido en el pueblo de Barruelo de Santullán, en la cuenca minera asturianoleonesa. Llegó al Port de Sagunt en 1925 para trabajar en la Siderúrgica del Mediterráneo. De tradición socialista y sindicalista, Ulpiano fue, de hecho, el primer presidente de la agrupación local del PSOE en el Port de Sagunt. Pertenecía también al sindicato UGT y fundó en la localidad el Economato Obrero. Durante la Guerra Civil, la siderúrgica es reconvertida en fábrica de armamento. Cuando las tropas franquistas toman Euskadi, el Port de Sagunt se convierte en el punto más importante para la fabricación de armas para la República. Ulpiano Alonso es, durante esta época, el presidente del comité que dirige la siderúrgica. Se da la circunstancia que, a pesar de los bombardeos continuos de que es víctima Sagunt y todo el País Valencià, la producción no cae. Cuando acaba la guerra, Ulpiano Alonso es objetivo prioritario para los fascistas. Lo llevan a la cárcel de Sagunt, mientras espera la farsa de proceso que acabará con su asesinato en el Terrer. En los seis meses que está preso, Ulpiano consigue idear un método para ocultar unos papelitos en la cesta que su mujer, Julia, le lleva con comida. Son unas 130 cartas, que suman más de 9.000 palabras. Con ellas, la Companyia Hongaresa de Teatre ha montado la dramaturgia de Las cartas de Ulpiano, en que podemos revivir las palabras que furtivamente intercambian. Peligro de involución Pedro Luis Alonso aún no ha podido identificar a su abuelo, pero la fosa 95 ya está exhumada y el proceso de identificación está en marcha. Ahora bien, en 2023 hubo un cambio de gobierno, tanto en la Generalitat como en la Diputación de València. En la primera, el PP depende de Vox, que, en un primer momento, también pasó a formar parte del gobierno. En la segunda, sin embargo, Vox no es determinante y, si bien la presidencia y el gobierno han pasado a las manos del PP, el grupo de Ens Uneix, el partido del alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, que inclina la balanza, se ha reservado las políticas de Memoria Histórica, con su diputada Natàlia Enguix, y siguen una línea continuista. No es el caso, sin embargo, de la Generalitat, donde una de las exigencias de Vox para el pacto de gobierno pasaba por derogar la Ley de Memoria Democrática y aprobar una nueva, llamada de Concordia. El paso final se dio en julio de 2024. ¿Están en peligro todos los avances realizados?La respuesta no deja lugar a dudas: sí. Las asociaciones de víctimas, en este sentido, están con el corazón en un puño. Se ha recortado drásticamente el presupuesto para la materia y solo se puede contar con la Diputación de València para seguir con los procesos. Los que están en marcha, dependientes del presupuesto de la Generalitat, iniciados con el anterior gobierno, tendrían que seguir su curso, pero siempre con la amenaza inevitable del bloqueo. Rosa Pérez Garijo, quien estuvo, desde la conselleria, firmando la documentación para seguir con las exhumaciones hasta el último momento, es contundente: “No es que PP y Vox no se crean la importancia de la memoria histórica, es que están directamente en contra. Son parte de los victimarios”.Ahora bien, Rosa Pérez también es optimista, ya que afirma que hay una gran parte del trabajo hecho durante estos años que no tiene vuelta atrás: “Se han exhumado más de 3.000 cuerpos, y contra eso, por mucho que quieran, no pueden hacer nada”. Sí que hay varios ámbitos en que puede haber un retroceso significativo, en opinión de Rosa Pérez. Por ejemplo, en lo que hace referencia a los lugares de memoria. Aquí hay el riesgo de que, por una parte, se echen atrás o se paralicen iniciativas de dignificación de la memoria republicana, pero también de que, por otra parte, se vuelvan a reponer incluso vestigios franquistas que había sido eliminados. Asimismo, hay un ámbito en que puede haber también una regresión importante y que preocupa especialmente a Rosa Pérez: el banco de identificación genética de los restos de los represaliados. Esta era una iniciativa que se puso en marcha con una proyección a unos treinta años vista. El objetivo es recopilar todo el material posible, para que las muestras que actualmente no son suficientes para llevar a cabo la identificación, en un futuro, cuando la tecnología avance y sí que lo permita, estén disponibles. La dotación económica se ha reducido a la mínima expresión.Y, por supuesto, en el ámbito educativo: “También me preocupa muchísimo que se haya parado e incluso dado marcha atrás en el tema de la formación en materia de memoria histórica, porque nosotros siempre hemos planteado que es muy importante que en los institutos todos los niños y niñas sepan qué es lo que ha pasado en este país y en España, para que no vuelva a suceder”.El Memorial 2238 El Memorial 2238, que nació con el propósito de honrar todas las víctimas de la represión franquista en el cementerio de Paterna, es otro de los proyectos que se han visto afectados. Este proyecto busca dar respuesta a la pregunta de qué hacer con los restos que se han exhumado, pero aún no se han podido identificar. Hay que tener en cuenta que, a pesar de todo, el porcentaje de identificación suele ser bajo. Así pues, el Memorial sirve como cobijo para todos los familiares que, como expresa Pedro Alonso, “no queremos que los no identificados vuelvan al agujero donde los arrojaron los franquistas” y así lo decidan. Mientras se identifiquen, en el Memorial tienen un espacio donde honrar su memoria.El Memorial es ya una realidad, pero aún no está acabado. Hay cuatro puntos críticos que, ahora mismo, penden de un hilo. Primero, hay que garantizar la condición del proyecto como memorial democrático. Es decir, no se trata de un mausoleo, sino que el conjunto tiene que tener una señalización clara que explique qué pasó y que represente los valores que defendían los represaliados y por los que murieron. Asimismo, el Memorial prevé un conjunto escultórico, en el ágora, obra del artista Pablo Sedeño, para que se puedan depositar flores; un panel con los nombres de las 2238 víctimas, y un centro de interpretación, cuyo edificio ya está construido, pero que falta poner en marcha. El Ayuntamiento de Paterna y la Diputación de València se muestran abiertos a continuar el proyecto, pero otra cosa es la Generalitat. En general, Paterna, como lugar de memoria que explica la represión franquista, consta de cuatro espacios. El Memorial, como hemos visto, es uno de ellos. Otros son el Terrer, donde se producían las ejecuciones; el Camí de la Sang, la ruta para transportar los cuerpos, y, finalmente, las Fosas del Silencio, es decir, las fosas comunes. La invasión de los bárbaros Fosses del silenci es el nombre, precisamente, de un tema del cantautor valenciano Pau Alabajos, incluido en su disco de 2011, Una amable, una trista, una petita pàtria, que narra la lucha por la memoria: “Perduraran les conviccions, / amb noms i cognoms, / de milers de persones / que no van posar preu / a la seua dignitat, / que van morir sordament / lluny del camp de batalla” (Perdurarán las convicciones, / con nombres y apellidos, / de miles de personas / que no pusieron precio / a su dignidad, / que murieron sordamente / lejos del campo de batalla). 'Fosas del silencio' de Pau Alabajos con arreglos de Laura Navarro. Y Fosses del silenci es también el tema que cierra y da paso a los títulos de crédito, con imágenes del cementerio de Paterna, del film La invasió dels bàrbars. Esta nueva obra del cineasta valenciano Vicent Monsonís aborda precisamente los primeros pasos de la ocupación franquista del País Valencià y la represión de la inmediata postguerra. Está previsto que llegue a los cines en octubre, pero, según explican desde la productora, se están encontrando problemas con las distribuidoras, por lo que han decidido abrir un proyecto de micromecenazgo para superar las dificultades. La invasió dels Bàrbars. El País Valencià fue el último territorio de la República en caer en manos del fascismo. En una alocución radiofónica, el ideólogo falangista Ernesto Giménez Caballero advirtió que, dado que Alacant había sido el escenario de la muerte de Jose Antonio Primo de Rivera y, asimismo, el último bastión de la República, si más fuerte había sido el pecado, más fuerte habría de ser la contrición. Alacant tendría que ser Alicante de José Antonio y València oficialmente se convirtió en Valencia del Cid. El País Valencià es, pues, una tierra con un gran número de lugares de la memoria, con historias terribles. El cementerio de Paterna es, de hecho, la fosa común de la represión franquista más numerosa de todo el estado, después de la fosa de la Almudena o cementerio del este, en Madrid, donde el fascismo asesinó a 2663 personas. La lucha por la memoria histórica, en este sentido, habla tanto del pasado, como, sobre todo, habla del presente y del futuro. Fuente → publico.es La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano
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