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La colisión de intereses al interior del mosaico de Morena y sus aliados ha comenzado a asomar temprano en el Congreso, a pesar de encumbrar la unidad como mantra indisoluble. Pero ni siquiera la acechanza del exterior disuade a las facciones a deponer choques con la Presidenta cuando están de por medio cotos de poder o espacios de impunidad en que se guarecen, ahora y antes, caciques electorales e intereses individuales. La vitrina es la frustrada ley contra el nepotismo, en que la mayoría de los senadores y diputados de su coalición dejaron sola a Sheinbaum y a un puñado de leales en el Congreso. Se trataba de su más importante iniciativa para limitar el uso de los cargos de públicos como regiones al servicio de familiares y amigos. Es decir, la tentativa de inyectar una dosis de modernización y renovación a la vida política frente al creciente control de “barones” territoriales como los “monreales” o los “salgados” e intereses personales, que se agudiza por el poder sin contrapesos del partido oficial. El movimiento para desactivar la ley hasta 2030 evidencia debilidades de la Presidenta contra la obstrucción de sus líderes en el Congreso a iniciativas que llevan su sello, y sin importar su popularidad o llamados a la unidad nacional contra amenazas externas. Y da lugar a preguntas sobre el liderazgo al que responden sus coordinadores en el Senado, Adán Augusto López, y en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, que llegaron por el acuerdo de “unidad” con el que López Obrador repartió el poder para ordenar su sucesión y que heredó a Sheinbaum. Desde entonces, la “unidad” ha sido el salmo morenista, pero ahora al costo de perder en el juego de las alianzas una ley que el “pueblo ve muy bien”. “La política es optar entre inconvenientes. A veces no es lo que deseas, sino lo que se puede hacer”, capituló. Esa especie de minirreforma electoral era importante, no tanto por sus alcances contra el “enchufismo” de parientes y amigos, sino como pequeño dique contra la idea de preferir tolerar abusos e impunidad en los cargos púbicos antes que abrir ninguna fisura a la crítica de la oposición; aunque sea al precio de la voluntad popular que ha respaldado la promesa de Morena de regeneración de la política y piso parejo para competir por el poder, como pretendía esta ley a partir de las elecciones de 2027. Presupuestos como ésos son los que llevan al extravío de principios y causas de un movimiento, bajo la justificación de una unidad que ahoga la diferencia y, sobre todo, sirve de parapeto a la inconsecuencia política. De la complicidad al agravio de perder la mística, que a otros partidos antes llevaron al fracaso, y a cobijar privilegios y canonjías con prácticas inveteradas que se repiten en todos los partidos e inmunizan a la ciudadanía de la política. No es el único espejo de la plegaria de la unidad como recursos de impunidad. Tras ceder a las exigencias del Verde contra el espíritu de la ley, la comisión del caso de Cuauhtémoc Blanco pospuso su desafuero en lo que parece una contraprestación a Morena. También a pesar de que la Presidenta dijera que se investigue la acusación de corrupción y violación de la hermana del exastro del futbol, y ahora diputado de sus filas. Si sumáramos la inconformidad en la designación de la CNDH, son ya tres los reveses que sufre la Presidenta en el Congreso en lo que va del gobierno. Evidentemente, la oposición ha intentado capitalizar la brecha interna de Morena con el ofrecimiento de 100 diputados para echar atrás la minuta del Senado contra el nepotismo, mediante un voto particular que incluía la prohibición de que familiares de expresidentes pudieran competir por el mismo cargo durante 10 años. Un intercambio así con el PAN acabó de convencer el cierre de filas en Morena y dar la salida a su coordinador para desviar la atención hacia una negociación inadmisible por tener dedicatoria contra el dirigente morenista Andrés López Beltrán, hijo del líder moral del partido. Por supuesto la oposición sabía que una negociación así no pasaría, pero la polvareda que levantó corrobora que ni siquiera el mantra de la unidad impide ver los choques y contradicciones internas, y la probabilidad de perder el control de la agenda cuando las diferencias se tratan de cubrir con simulaciones. Columnista: José Buendía HegewischImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0
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