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ILIAN CEDEÑOAnte la aguda crisis climática, es apremiante implementar medidas que mitiguen su impacto y una de ellas es la construcción sustentable, ya que, de acuerdo con ONU-Hábitat, para 2030, 60.4% de la población mundial vivirá en áreas urbanas; sin embargo, el desarrollo de infraestructura inmobiliaria enfrenta desafíos como la falta de regulación legal a nivel federal. Tomando en cuenta que los edificios son responsables de 40% del consumo de energía mundial y de 38% de las emisiones de gases de efecto invernadero en los países desarrollados, empresas y organizaciones civiles llaman a que el sector de la construcción adopte de manera más rápida técnicas modernas y sostenibles de construcción que ya demostraron su eficacia en otras naciones. “En otros países el aislamiento térmico es una obligación, el control solar en vidrio también para desarrollos nuevos. En México hay indicios en algunas municipalidades; sin embargo, tenemos casos en los que en algunas ciudades del norte se le da prioridad a la transmisión de luz en lugar de transmisión de calor, lo que podía tener sentido hace unas décadas, cuando la electricidad para la luz era primordial, pero ahora sabemos que el consumo de aire acondicionado es la fuente de consumo de energía más alta en esas viviendas, entonces, hay que cambiar la normatividad”, afirmó en entrevista con Excélsior Marco Corrales, CEO de Saint-Gobain LATAM Norte. Además, los beneficios no sólo son para el medio ambiente, sino también en materia financiera y comercial. De acuerdo con el Foro Económico Mundial y Boston Consulting Group, la transición verde de la cadena de valor de la construcción puede desbloquear 1.8 billones de dólares en oportunidades de mercado a nivel mundial. El Foro Económico Mundial también refiere que al usar materiales de construcción no convencionales disminuyen las emisiones de CO2 hasta en 30%, en contraste con el uso de materiales convencionales. Aunque cada municipio requiere su propia regulación en materia de construcción, “lo que se puede definir a nivel federal son ciertos principios; el criterio número uno quizá es la eficiencia energética de la nueva construcción o de la renovación, en lugar de otros elementos; también podría haber unidades de fiscalización, porque si un edificio certifica a cierto nivel, no existe una entidad que vaya a revisar, con el tiempo que realmente se respeten todos los lineamientos”, dijo Corrales, quien tiene 22 años de experiencia en la empresa multinacional líder en estructuras de alto rendimiento. Puntualizó que, a nivel nacional, Latinoamérica y mundial, tenemos tres retos como población: el cambio climático, la combinación de cada vez más escasez de recursos naturales y la dificultad para acceder a ellos, junto con la urbanización acelerada a nivel mundial. Es importante destacar que el peso ambiental y específicamente la huella de carbono de la construcción ya llegó a niveles altísimos. “Estamos hablando de entre 37 y 40% de las emisiones a nivel mundial que están ligadas a la construcción y ahí entra la producción de los materiales mismos o en la utilización de la edificación”. Aunque ha avanzado el grado de conciencia sobre el impacto que tiene la construcción, aún es lento. “Los inversionistas entienden los conceptos de sostenibilidad, los arquitectos, ingenieros y diseñadores también; nosotros como usuarios quizá más avanzados también. Sin embargo, los incentivos todavía no están alineados y falta también entrenamiento y desarrollo personal que sepa aplicar las técnicas modernas de construcción”, puntualizó el representante de Saint-Gobain, que es miembro de la Alianza Global para la Edificación y la Construcción, de ONU-Habitat. En esa cadena entre inversionistas, desarrolladores, constructores, arquitectos, distribuidores de materiales o productos y el usuario final, todos los incentivos no están alineados, porque hay un ambiente competitivo en el que el constructor tiene que desarrollar un edificio eficiente financieramente y, a falta de reglamentación, ese diseño va a competir siempre para bajar el costo inicial de inversión. En ese punto se evade la visión del verdadero costo de operación de ese edificio a lo largo de su vida. Por ello, urge una normatividad que conlleve a la construcción sostenible y ayude a luchar contra la crisis climática. Contenidos Relacionados: Emiten primer Bono Azul para fomentar pesca y acuacultura sostenibles en México
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