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Abascal se ha tenido que enfrentar a sus propias contradicciones sobre la política exterior anunciada por el presidente estadounidense, al que admira y copia, tanto por los aranceles que quiere imponer como por sus planes para Gaza y UcraniaEl PP mantiene su indefinición sobre Ucrania y los aranceles mientras Vox se alinea con Trump La política internacional que ha puesto en marcha el presidente estadounidense, Donald Trump, en el mes que lleva en la Casa Blanca ha provocado una sacudida interna en Vox, el partido referente del dirigente norteamericano en España. La formación de Santiago Abascal se ha tenido que enfrentar a sus propias contradicciones para defender algunas de las medidas más polémicas de Trump como la imposición de aranceles a los productos que EEUU importa de otros países, su viraje ante la guerra de Ucrania llegando a llamar “dictador” a Volodímir Zelenski o la salida del país de todos los organismos internacionales. Además, Abascal ha escenificado también su sintonía con el presidente argentino, Javier Milei, a quien saluda efusivamente siempre que puede en calidad de “amigo”, incluso después del fraude de la criptomoneda que promocionó a través de sus redes. Los dirigentes de la extrema derecha española se esfuerzan en hacer equilibrios a la hora de posicionarse sobre estos líderes internacionales mientras Abascal manifiesta su profunda devoción por Trump y Milei, a los que imita en todas sus estrategias. Este jueves el líder de Vox viajó a EEUU de nuevo para participar en la cumbre trumpista y allí volvió a aliarse con el mandatario norteamericano, culpando a los dirigentes de la UE de la invasión rusa a Ucrania. “Pretenden llevarnos a la guerra total”, “los mismos que han dejado a Europa indefensa, destruyendo su industria y su capacidad de generar energía. Los mismos que facilitaron la agresión de Putin condenándonos a la dependencia energética”, sentenció. Además de volver a ver a Milei, logró su ansiada foto junto al gran referente de Trump, el empresario Elon Musk. Desde que el dirigente republicano fue elegido por segunda vez presidente del país más poderoso del mundo el líder de la formación de extrema derecha española se ha demostrado de acuerdo en todo lo que hace y dice. El hecho de que fuera invitado a la ceremonia de investidura de Trump –pese a que al final se comprobó que quedó relegado a un segundo plano–, colmó la vanidad de líder de Vox, que no paró de jactarse de su “amistad” con el mandatario estadounidense, sin tener en cuenta que ni siquiera tiene muy claro dónde se sitúa España, a la que el mismo día de su toma de posesión confundía con un país de los BRICS, la asociación económica y política formada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Abascal restó importancia a este traspié del norteamericano y siguió explotando la única foto que logró hacerse con él, en febrero de 2024, durante la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) de la ultraderecha norteamericana. Según explicó su partido, Abascal consiguió reunirse con Trump unos 15 minutos para analizar las ideas que ambos defienden. El líder de Vox también guarda como oro en paño el vídeo que le envió, grabado en su avión privado, que fue emitido durante la fiesta patriótica Viva22, en la que Trump llamaba a Abascal su “socio en España” y le daba las gracias “por el increíble trabajo” que estaba haciendo con su partido en España. Este fin de semana Abascal volvía a viajar a Washington para acudir a una nueva edición del cónclave anual del Partido Republicano, pero en unas circunstancias muy diferentes, ya que todo ha dado un giro radical desde que Trump ha regresado a la Casa Blanca. De su estancia en ese cónclave también se lleva para su colección el saludo que le dedicó Trump desde el escenario. Al mandatario estadounidense le costó pronunciar su apellido y le llamó “Santiago Obescal”, mientras le felicitaba “por su gran trabajo”, detallle que agradeció encantado el dirigente de Vox. Las coincidencias en política internacional del presidente de Vox con Trump son muchas hasta el punto de que le ha marcado la agenda tanto en materia de inmigración –un colectivo al que ambos dirigentes han declarado la guerra– como también en lo que la ultraderecha llama “dictadura climática”, negando que el deterioro del planeta se haya producido por las emisiones contaminantes, desmarcándose del llamado 'Pacto Verde' acordado en Bruselas y situándose al margen de todas las políticas que se adoptan para frenar el desastre medioambiental. Los dos dirigentes han coincidido también en oponerse a lo que denominan “agenda woke” de la izquierda, en referencia a la defensa de los derechos humanos. Además, ambos están plenamente de acuerdo en la necesidad de aumentar las inversiones en defensa y seguridad, que vinculan a la inmigración. De hecho, en la cumbre de Patriots, celebrada recientemente en Madrid, describieron a Trump como un “hermano de armas” en la batalla contra la globalización. Todos los asistentes a dicha cumbre apoyaron que los dirigentes políticos deben cumplir sus promesas de campaña, como el compromiso de Trump de “eliminar las regulaciones que asfixian las economías”, “proteger las fronteras nacionales” y “defender la identidad y la cultura”. Y clamaron contra “los burócratas de Bruselas” que “son los que destruyen nuestra prosperidad, nuestra seguridad y nuestra libertad”. El idilio entre Trump y Abascal se ha mantenido impertérrito hasta que el mandatario estadounidense desveló su intención de aplicar los aranceles a los productos extranjeros. Ya en la cumbre de Patriots, barruntando lo que se avecinaba, Abascal adelantó que los dirigentes de Vox no serían “los perritos falderos” de nadie porque ni el partido ni sus aliados necesitan “un emperador al que servir”. Cuando Trump anunció los aranceles por primera vez Vox optó por ponerse de perfil, evitando durante varios días criticar la medida y limitándose a decir que les parecía “legítima”. Sin embargo, la semana pasada, tras confirmarse que EEUU quiere aplicar también dichos aranceles del 25% al acero y al aluminio –algo que afecta directamente a España– el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, tuvo que admitir por primera vez que esas decisiones van a causar “algo de daño” a la economía española. Para no tener que cargar directamente contra Trump, Fúster utilizó el mismo argumento que Abascal en la cumbre ultraderechista de Madrid y enfatizó que en realidad lo que “más daño causa a España” es “la política que se pacta en Bruselas entre el PP y el PSOE”. El portavoz nacional de Vox cargó primero contra Pedro Sánchez, al que acusó de erigirse “en el paladín de la defensa antitrumpista”, y después sentenció que “los que deberían velar” por los españoles son “los que más aranceles han puesto”. Para enfatizar su afirmación puso como ejemplos la tasa de basuras para los residuos que acaba de imponer la Comisión Europea y que en España entrará en vigor en abril. Además, habló de los “problemas” que están teniendo los pescadores españoles para faenar en aguas territoriales o la “competencia desleal” de los productos agrícolas de Marruecos que importa España. “¿Todo eso nos lo ha metido Trump? No, nos lo ha metido Bruselas”, remarcó Fúster. Luego remachó que la culpa de todo la tiene Sánchez y el propio Abascal aprovechó la última sesión de control al Gobierno para resaltar que Italia se iba a salvar de esas políticas porque su presidenta, Giorgia Meloni, no es como él y se “lleva bien” con el presidente de EEUU. Otras de las inesperadas situaciones con las que se ha topado Vox en el terreno internacional han sido los disparatados planes de Trump tanto para acabar con la guerra de Israel contra Gaza como para finalizar la invasión de Rusia a Ucrania. La idea de crear una “Riviera de Oriente Medio” en el territorio de los gazatíes, anunciada por el presidente norteamericano ante el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tras el alto el fuego pactado por ambas partes, conllevaría que los palestinos abandonen su tierra y que Estados Unidos se hiciera cargo de la Franja de Gaza. “En su lugar, pueden ocupar toda una hermosa área con casas y seguridad, y pueden vivir sus vidas en paz y armonía”, sostuvo el dirigente republicano ante Netanyahu, que aceptó su propuesta complaciente. Casi de inmediato, el secretario general del grupo parlamentario de Vox en el Congreso, José María Figaredo, calificó la idea de “razonable” mientras aseguraba que “los primeros visos de la política americana” en la zona eran “buenos”. “Trump ha conseguido que parte de los rehenes que los terroristas habían tomado sean liberados”, resaltó Figaredo, que considera que “eso ya es un éxito”. Días después, el portavoz nacional, José Antonio Fúster, también apoyaba la propuesta. “Trump tiene ideas y habrá que estudiarlo”, dijo. “A nosotros nos preocupa la frontera sur, lo que tenga que ver con Israel defendemos su soberanía nacional y su libertad, sobre todo frente a esas hordas de salvajes asesinos que son Hamás y Hezbolá”, apuntó. “A partir de ahí”, insistió Fúster, “las mejores relaciones con Israel y con Donald Trump que tiene sus intereses y su influencia en esa parte”. Abascal, por su parte, se limitó a posicionarse a favor del “mundo libre” que proclama tanto su ídolo norteamericano como el presidente argentino Javier Milei. Pero el verdadero embrollo con el que se ha encontrado Vox es el plan de Trump para acabar con la guerra en Ucrania, país al que la formación de Abascal terminó dando su apoyo frente a Rusia pese a sus primeras reticencias dado que el presidente del grupo europeo Patriots, el húngaro Viktor Orban, es pro Putin. El hecho de que el presidente norteamericano de momento únicamente se ha sentado con Rusia para pactar el futuro de ese país, excluyendo al propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y al margen también de la unión Europea, ha obligado a los de Abascal a pronunciarse, dejando en evidencia las contradicciones del partido en este asunto. Precisamente la exclusión de Ucrania en las conversaciones puso en alerta a Zelenski, que reclamó a sus aliados europeos poner en marcha su propio Ejército dado que la nueva administración de Trump ya no está dispuesta a contribuir a su seguridad, como hizo su antecesor Joe Biden. Vox volvió a hacer malabarismos. En su habitual comparecencia de los lunes el portavoz nacional, José Antonio Fúster, defendió “la iniciativa de Trump”, asegurando que es “un buen pacificador y un buen negociante”. “Necesitamos gente que tenga iniciativas para acabar con una guerra”, añadió. El portavoz nacional de Vox llegó a negar que Zelenski se “esté quedando al margen” de las negociaciones sobre su propio país, obviando la reunión de urgencia que por este motivo mantuvieron en París los mandatarios europeos, a petición de Emmanuel Macron, a la que asistió Pedro Sánchez. Fúster aseguró que Trump no va “a cargarse Europa”. “Es Europa la que se ha dedicado durante todos estos años, durante muchas décadas, a minarse a sí misma a irse desprotegiendo”, enfatizó. El dirigente de Vox insistió en que ellos no son prorrusos como se está diciendo, y que siempre han defendido“ la soberanía nacional de Ucrania”. Después señaló que su partido “apoya que Europa se defienda, ya está bien de tanta subordinación, de tanto depender de Estados Unidos”. “Estamos encantados de que Europa comience a defenderse y que no esté subordinado a los Estados Unidos porque sean los que más paguen”, remarcó. Al día siguiente, en cambio, la portavoz parlamentaria del partido, Pepa Millán, rechazó la posibilidad de que España mande al Ejército “en misión de paz” a Ucrania. “No estamos de acuerdo con enviar a nuestras tropas ni a Ucrania ni a ningún sitio”. “Nosotros creemos que nuestro ejército y nuestras fuerzas de seguridad del Estado deben defender principalmente a España y a los españoles de los principales problemas que tenemos ahora, como es la inmigración”, agregó. Millán criticó que en estos momentos la UE está demostrando ser “lenta, incapaz de poner en común sus problemas y de dar pasos conjuntos en beneficio del orden y la paz”. Luego añadió que la UE “está acostumbrada a cumplir con lo mínimo y a endeudarnos cada vez más”. Lo que sí dejó claro Millán fue el apoyo de su partido a que se aumente el gasto en defensa porque creen que “invertir en defensa es invertir en seguridad”. Lo que ha quedado claro es que en Vox no todos mantienen el mismo fervor y la misma disciplina de discurso frente al mandatario estadounidense. Mientras Abascal evitaba criticar a Trump desde Washington sobre las nuevas amenazas contra Zelenski, al que llamó “dictador”, el eurodiputado de su grupo, Hermann Tertsch, calificaba de “gran borrón” esos ataques. “Lamento mucho este primer gran borrón del presidente Trump con su innecesaria diatriba contra Zelenski”. “Guste o no guste, Zelenski es el sexto presidente electo de la Ucrania independiente. Vladímir Putin es el único presidente electo una vez desde Yeltsin hace un cuarto de siglo. Desde entonces Rusia sí que es una vez más una dictadura”, comentó en X.
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