El campo de concentración franquista más duro de España que hoy es un lujoso parador: allí murieron 3.000 personas / Carlos S. Campillo La...
Vous n'êtes pas connecté
Memoria y barbarie Víctor Moreno El monumento a los Caídos es y será un elemento de discordia y de división social tal como está en la actualidad o con sus vergüenzas tapadas irrisoriamente. Se dice que conviene no olvidar el pasado para no repetirlo, pero a la vista está que dicho axioma no se lo cree nadie. Somos más devotos de Lete que de Nemosine, diosas del olvido y la memoria respectivamente. Como es bien sabido, en Pamplona, el tripartito del Ayuntamiento, formado por el PSN, Geroa Bai y Bildu, pretende resignificar el “Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada”, conocido como Los Caídos. Consideran dicha acción semántica imposible como si se tratara de una acción original. Y, la verdad, tal pretensión de original no tiene nada. Y no porque se diga que dicha operación ya se ha llevado a cabo en otros lugares de Europa. No es necesario echar mano de la experiencia ajena para saber que tales actividades resignificadoras ya se llevaron a cabo hace más de cincuenta años por estos pagos. El fascismo no está en el cemento, sino en el cerebro, ese lecho procustiano que llenamos individualmente con mierdas golpistas o utopías democráticas En la llamada transición democrática ya se resignificó ni más menos que el franquismo. Se comenzó llamándolo dictadura; después, autocracia y, más tarde, régimen autoritario. Y, en tres años, los golpistas fueron reciclados o resignificados. Y sin recibir ninguna clase, ni lecciones. De sostenedores del régimen se convirtieron en demócratas de toda la vida. Y, al hacerlo, se impidió que se los juzgara como criminales de guerra. ¿Es lo que pretende la resignificación de Los Caídos? ¿Equiparar víctimas y victimario, mediante un ejercicio de memoria tan inicuo como ofensivo? Pues esa es al parecer la estrategia a seguir por dicho tripartido. Un borrón y cuenta nueva a favor de una hipócrita y falsa reconciliación. Se olvida que las derechas golpistas jamás se ha reconciliado con nadie y nunca han estado dispuestas a pedir perdón por ninguno de sus crímenes cometidos en lugares donde no hubo frente de guerra como fue el caso de Navarra y, menos aún, lo hicieron por apoyar un golpe de Estado, principio de todo el desastre posterior. Durante más de cincuenta años estos políticos franquistas jamás dieron ese paso. La Iglesia, tampoco. En sus iglesias durante más de cincuenta años jamás se celebró una misa por las almas de los republicano asesinados. Y todo porque Dios tampoco quería a los rojos a su diestra. Gomá y Pla i Deniel así lo transmitieron a su obispada correspondiente. Apelar a la memoria para justificar el mantenimiento del edificio es acrobacia verbal ingenua. Ni los 31 años que España dedicó a guerras en el siglo XIX, ni el genocidio de Hiroshima y Nagasaki o los campos de concentración de Auschwitz y Mathausen han ayudado al mundo a comportarse según la paz perpetua imaginada por Kant. Justificar el mantenimiento del edificio para no olvidar los crímenes que cometieron los golpistas y no repetirlos, olvida que la historia enseña mucho, pero no sirve de nada. El ejemplo más trágico lo tienen en Netanyahu. Si Dios fue incapaz de parar la avalancha asesina del 36 de quienes se decían más creyentes que un converso, ¿lo va a conseguir un edificio resignificado? Confundir un edificio de exaltación fascista con un campo de concentración o una cárcel donde se violó, torturó y asesinó, solo revela un mapa cerebral plano. Los edificios de exaltación fascista son incompatibles con una democracia y deben ser destruidos. Los campos de exterminio y las cárceles de tortura pueden servir para esa gente que, si no ve con sus ojos el horror o su plasmación concreta, jamás creerán en dicha barbarie. Pero, ojo, de ahí no se deriva que un desalmado nazi o un criminal vaya a cambiar por dentro porque visite Auschwitz. Si Dios fue incapaz de parar la avalancha asesina del 36 de quienes se decían más creyentes que un converso, ¿lo va a conseguir un edificio resignificado? Si se quiere que esta tragedia no se olvide –olvidar, que no repetir, este es un «desiderátum» tan utópico como fantasioso–, exijamos que el sistema educativo la integre en su currículum. La enseñanza de la historia ha sido hasta la fecha un fracaso en su compromiso ético de transmitir un conocimiento pragmático que contemple en sus textos el asco a los golpes de Estado, la exaltación de militaristas iluminados y a reyes y jefes de gobierno, auténticos criminales de guerra… Si algo demuestra la historia es que somos penosas contradicciones ambulantes. Y ridículas. Dignos de risa. Nada hemos aprendido de los millones de muertos producidos por las guerras y, aun así, pretendemos que un edificio nos devuelva la cordura perdida. No sólo no hemos aprendido del pasado, sino que nos enredamos en las mismas tramas falaces que utilizó el franquismo para condonar el pasado de sus criminales, sino que aceptamos que haya edificios que, si no los exalten, figuren como Bienes de Interés Cultural. Esta es, por ejemplo, una de las falacias argumentativas para invocar el mantenimiento de Los Caídos. Y ello para que nos reconciliemos retrospectivamente con quienes asesinaron a nuestros familiares. Se defiende el mantenimiento de los Caídos, pero «eliminando u ocultando su simbología o recuerdos franquistas, para que todos puedan aceptarlo y se dedique a fines culturales y sociales». ¿Ocultar sus símbolos? ¿Para desempolvarlos cuando vengan más años malos y nos hagan todavía más ciegos, como decía Sánchez Ferlosio? Menuda estrategia esta de la ocultación. Mienten cuando dicen que «si hubieran destruido Auschwitz ahora no habría un testimonio real de lo sucedido». ¡Qué quebradiza es la memoria de algunos! Recuerden las almas dormidas del PSN, de Geroa Bai, de Bildu, cuando callaron como momias ante la demolición de la cárcel de Pamplona, de los hitos vergonzosos que configuraban el Fuerte de Ezkaba como penal y el lugar de sacas de represaliados republicanos; la ocultación de los Escolapios como lugar donde la Junta de Guerra Carlista organizaba sus sacas y mantenía su Tercio Móvil asesino. Quienes defienden una “memoria reconstituyente, inclusiva, emocional y presencial”, ¿por qué no exigieron mantener estos lugares del horror, en lugar de aplicarles la ley del silencio, lo más parecido a una «omertá» mafiosa, tan bien ejecutada en la transición? Para conocer la naturaleza criminal del golpismo no hace falta convertir los Caídos en una biblioteca de Alejandría contra el mal. Ni hacer del edificio un centro de memoria para la reconciliación. Es un imposible metafísico. ¿Reconciliarse? ¿Con qué? ¿Con quiénes? Aquí, en Navarra, solo se conocen víctimas concretas y un victimario que jamás ha dado la cara. ¿Con quiénes nos reconciliamos? ¿Con la humanidad? A la humanidad le importa un pepino lo que hagamos los seres humanos. Invocar a la humanidad es como dirigirse al lucero del alba. En Navarra sigue habiendo personas que, por su biología, simpatizarán sine die con los golpistas, sin que hayan visitado jamás el monumento de Los Caídos, Mauthausen o Ravensbrück. ¿Para qué? No lo necesitan para seguir siendo fieles a la memoria de sus abuelos carlistas o falangistas o nazis que tanto proliferan ahora. Del mismo modo que no lo necesitamos quienes pedimos la demolición del citado engendro. Se odia el golpismo y el fascismo, porque son instancias criminales. Lo mismo que aquello que las representa resignificadas o no. Son intrínsecamente antidemocráticas. Es paradójico condenar la ideología de quienes defienden su demolición, pero no la de quienes defendieron su construcción y la de quienes, ahora, abogan por su mantenimiento reciclado. Los primeros son talibanes afganos; los segundos, ¿qué son, discípulos de Ictino, el constructor del Partenón? No. Defienden a un golpista llamado Eusa, de quien solo recuerdan su faceta de arquitecto, olvidando que fue miembro activo de una Junta de Guerra carlista, tan golpista como Mola y Rodezno. Una Junta de Guerra que, ante el cariz que estaban tomando los asesinatos llevados a cabo por sus propios militantes, exigieron que cesaran de matar a nadie en la retaguardia. Como si predicaran en el desierto de Gobi. Los crímenes siguieron sin que ninguna autoridad local lo impidiera. Nadie necesita saber quién fue Hitler, Leopoldo III o Franco para repudiar el fascismo. Si la permanencia de los Caídos ayuda a reconciliarse a la sociedad, habrá que demostrarlo de forma pragmática y no de pico. Hasta ahora ha sucedido lo contrario. También decían que después de la pandemia íbamos a ser todos más buenos que una hostia consagrada. El monumento a los Caídos es y será un elemento de discordia y de división social tal como está en la actualidad o con sus vergüenzas tapadas irrisoriamente. El fascismo no está en el cemento, sino en el cerebro, ese lecho procustiano que llenamos individualmente con mierdas golpistas o utopías democráticas. No hay otra alternativa. Ni semántica, ni jurídica. Solamente nos salvará una política que apueste realmente por una democracia que no se deje contaminar por la más mínima zurrapa de fascismo o de totalitarismo. Y ahí la ciudadanía tiene la palabra. Una palabra que los gobiernos, supuestamente de izquierdas, deberían escuchar, no sólo oír. Decía Aristóteles -el de los fines excelentes-, que somos animales políticos. Lo primero, seguro; ¿lo segundo? Está por ver. Fuente → nuevatribuna.es La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano
El campo de concentración franquista más duro de España que hoy es un lujoso parador: allí murieron 3.000 personas / Carlos S. Campillo La...
La economización de las relaciones hace cada vez más difícil distinguir qué es trabajo sexual y qué no lo es. O será que esa confusión siempre...
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) recientemente ha denunciado que el Parador de León, propiedad del Estado, haya...
Dignidad Fernando Ayala Hace unos días se produjo el debate en Pleno en torno a las enmiendas a la totalidad sobre la Propuesta de ley de...
Igual no se puede engañar a todos todo el tiempo, pero sí a los suficientes. Entre ellos se hallan los que a estas alturas todavía dudan de que...
Movimiento Memorialista: un balance y propuestas para continuar la ofensiva / Acacio Puig 1.- El despegue tardío del Memorialismo en el estado...
Los choques culturales forman parte de la experiencia de irse a vivir a otro país. Desde los horarios de comida hasta la manera como se saludan las...
50 años sin Franco: una mirada memorialista feminista La dictadura desplegó múltiples formas de represión contra las mujeres que adquirieron un...
David Duke, exlíder del Ku Klux Klan, ya felicitó a Vox por su resultado electoral en las elecciones andaluzas de 2018 apelando al viejo concepto:...
El asteroide 2024 YR4 , descubierto recientemente, tiene ahora un 3,1% de posibilidades de impactar contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032, el...