El subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, ha puesto en valor la acción del Ejecutivo en la memoria democráctica durante el transcurso...
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«La Desbandá. Una historia silenciada» Jose Justicia 4 de febrero de 1937. Los rumores se fueron convirtiendo en realidad. El terror de que quedaban horas para que la ciudad fuera tomada por los rebeldes se extendió rápidamente entre los refugiados y la población. Se contarían por miles las personas que iban a abandonar la ciudad por la única salida posible en dirección al este, siguiendo la carretera de la costa. Las montañas y el mar, que habían dado una sensación de seguridad y protección, que habían sido un enorme escudo natural y protector frente a la barbarie, cedieron ante la magnitud del avance rebelde, y no lograron contenerlo. Unos cuantos meses antes, el 18 de julio, unos militares habían intentado dar un golpe de estado para acabar con el gobierno democrático. Un golpe que había fracasado y que derivó en esa guerra fratricida que ya estaba durando demasiado, y que habría de durar aún más de dos años, aunque aún no lo sabían, dejando muerte, desolación, hambre, exilio…. Las arengas desde radio Sevilla del general franquista Queipo de Llano aterrorizaban cada día más a las poblaciones que aún no habían caído bajo el ejército rebelde. La ciudad costera se había convertido en un imán para miles de refugiados que atraídos por la seguridad que esta proporcionaba, habían ido llegando de otras provincias, desde el oeste y desde el norte huyendo de las tropas favorables al golpe de estado, que avanzaban imparables. Aquel 4 de febrero estaba siendo un día intenso de asedio, y el día 6 tuvieron lugar ataques simultáneos por mar, tierra y aire, en los que colaboraron tropas de Regulares procedentes de África, del ejército italiano y de la aviación alemana. El domingo día 7, los militares y políticos que habían defendido el gobierno republicano salido de las urnas casi un año antes, abandonaron Málaga, provocando el último estallido de pánico en una población indefensa que optó por huir despavorida por la única salida posible, la carretera nacional hacia Almería N-340, a más de 200 kilómetros de distancia. Cruceros Canarias y Baleares Así que los rumores dejaron de serlo al convertirse en hechos. Aquel 7 de febrero, se contaban por decenas de miles quienes huían aterrorizados llevando consigo las pocas pertenencias y víveres que poseían. Después de ocupar Málaga, el general Queipo de Llano ordenó la persecución de los que marchaban por la N-340. Una caravana humana lenta y serpenteante de niños, mujeres, ancianas y ancianos fundamentalmente, que acarreaban también sus animales, y que en el caso de mulas y burros les aliviaban del peso de sus enseres. Huían del terror y de la muerte segura, sin saber que habría miles de ellos que no vivirían más de tres días. Más de 300.000 personas abandonaron desordenada y precipitadamente Málaga, según declararía José Olmos Fernández, director de la farmacia municipal, formando caravanas de kilómetros (aunque otras fuentes hablan de entre 100.000 y 150.000 personas). Más de la mitad serian mujeres, ancianas y niñas, aunque dominaban las familias que emprendieron la huida juntas y quedaron separadas en el camino. Se estima que llegaron a Almería alrededor de 100.000. Los buques Canarias y Baleares se habían situado en la costa frente a Motril, con la intención de entorpecer la huida, mientras que la aviación bombardeaba el sinuoso camino que apenas ofrecía refugio para semejante atrocidad. Aunque es imposible calcular el número exacto de víctimas, parece seguro que fueron asesinadas entre 3.000 y 5.000 personas, porque aquella carretera, única posibilidad y esperanza de huida, se convirtió en el camino en el que se produjo una de las mayores masacres de civiles que tuvo lugar durante la guerra que destruyó España entre 1936 y 1939. Aquel camino en el que se vislumbraba la salvación se convertiría en una ratonera en la que por tierra, aire y mar se bombardeó y se cañoneó con una crueldad sanguinaria sin precedentes. Entre los días 7 y 10 de febrero, los testimonios permiten concretar la existencia de victimas civiles en la costa de Granada en Cerro Gordo, La Herradura, Almuñécar, Salobreña, río Guadalfeo y Motril. Durante este suceso, uno de los testigos y activos participantes en la evacuación fue el médico canadiense Norman Bethune, que se desplazó expresamente desde Valencia hasta Málaga con su unidad de transfusión de sangre para socorrer a la población civil que estaba siendo aniquilada. Con la colaboración de sus ayudantes transformó una ambulancia en un camión de transporte de personas que durante tres días y tres noches condujeron incansablemente sus ayudantes yendo y viniendo por la carretera, llevando a Almería cientos de personas, sobre todo niños y niñas extenuados. La trágica experiencia vivida fue publicada en 1937 por Publicaciones Iberia en un librito titulado “La desbandá. El crimen de la carretera de Málaga a Almería y otros escritos”, que ha vuelto a editarse en febrero de 2022 por Pepitas de calabaza con un excelente prólogo de Natalia Fernández Díaz. En este breve libro Norman Bethune nos relata en primera persona el horror del éxodo y la masacre. Acompañan imágenes desoladoras realizadas por uno de sus ayudantes, Haze Sise, que constituyen un reportaje gráfico de incalculable valor. Grupo en el camino Doscientos kilómetros de miseria, […] esta marcha forzada, la más grande, la más terrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos. […] venían primero los más fuertes, […] y a medida que íbamos avanzando el espectáculo se hacía más lastimoso. Miles de niños […] niños sin zapatos, con los pies hinchados; niños que lloraban desesperados de dolor, de hambre, de cansancio. […] Muchos viejos abandonaban toda esperanza y, tumbados en la cuneta del camino, esperaban la muerte, leemos en este fragmento uno de los testimonios de Norman Bethune en dicho libro. Pero el sufrimiento aún no había acabado, pues a quienes habían tenido la fortuna de llegar hasta Almería, aún les quedaba por recibir un tremendo bombardeo aéreo justo en el centro de la ciudad, en la que se concentraba la multitud extenuada. Así nos lo cuenta el médico canadiense: Oíd ahora el final. Como si no fuese bastante haber bombardeado y cañoneado a esa procesión de campesinos inermes a lo largo de su caminata interminable, el día 12 de febrero, cuando el pequeño puerto de Almería estaba atestado de gente refugiada, cuando la población se había duplicado, cuando aquellas cincuenta mil personas exangües habían llegado al sitio que creían un abrigo seguro, los aeroplanos fascistas, alemanes e italianos, desataron sobre la población nutrido bombardeo. […] Los aviones enemigos no buscaron blanco en los buques de guerra del Gobierno español que estaban en el puerto. Deliberadamente arrojaron diez bombas en el centro mismo de la ciudad, en la calle principal, donde, amontonados en el pavimento, dormían exhaustos los refugiados. […] La calle parecía un degolladero, con los muertos y los agonizantes, alumbrado por las llamas de los edificios que ardían. En la oscuridad, los quejidos de los niños heridos, los gritos de las madres agonizantes y las maldiciones de los hombres, se alzaban en un lamento. Declaración lugar de memoriaMemoria y educación. Escribo hoy sobre esto por dos motivos fundamentalmente: porque durante estos días, del 6 al 15 de febrero, tendrá lugar la IX Marcha Senderista de La Desbandá, que recorrerá en diez etapas la distancia entre Málaga y Almería, organizada por la Asociación Socio Cultural y Club Senderista La Desbandá. Marcha que pretende ser un homenaje a las víctimas de aquella masacre, y también un recordatorio de lo ocurrido, para evitar que en el futuro vuelvan a ocurrir barbaries semejantes. Y en este punto conecto con el segundo propósito, que no es otro que el educativo. Portada del libro de Norman Bethune Estamos asistiendo con perplejidad en nuestras aulas, a la radicalización de un sector del alumnado que repite como si nada consignas como “con Franco se vivía mejor”, a un resurgir de una estética franquista en las redes sociales, y otros disparates semejantes. El lunes 27 de enero se publicaba en Ideal el artículo de Lourdes Pérez “Franco y la desmemoria juvenil”, en el que leemos estas palabras de la profesora de la universidad de Navarra María Jiménez: “Detrás de la correlación de hechos no aparece reflejado el sufrimiento de las víctimas. La Transición, concebida como el avance de nuestro país hacia la democracia, se construyó sobre la ocultación de ese padecimiento. […] Si los jóvenes no saben, estamos más expuestos; si saben, hay más gente preparada para identificar los síntomas”. […] La Guerra Civil, la represión franquista, la violencia en la Transición y el terrorismo no forman parte ni del curriculum educativo ni del emocional de los más jóvenes”, concluye, lo que explicaría en buena medida esta desmemoria de nuestro alumnado. De modo que nuestro papel como docentes hoy adquiere una dimensión fundamental en la transmisión rigurosa y objetiva del pasado. Transmisión imprescindible para que, aprendiendo de lo ocurrido, se pueda mejorar el futuro, y, en cualquier caso, se evite repetir ese pasado. Para ello, tenemos una legislación educativa que favorece y nos demanda que desarrollemos contenidos relacionados con la Memoria, en la que debemos basar nuestras actuaciones docentes. Entre otras: Ley 2/2017, de 28 de marzo, de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía.Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. LOMLOE.Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática. En su artículo 44, establece medidas específicas en materia educativa y de formación del profesorado: El sistema educativo español incluirá entre sus fines el conocimiento de la historia y de la memoria democrática española y la lucha por los valores y libertades democráticas. A tal efecto, se procederá a la actualización de los contenidos curriculares para Educación Secundaria Obligatoria, Formación Profesional y Bachillerato.Las administraciones educativas adoptarán las medidas necesarias para que en los planes de formación inicial y permanente del profesorado se incluyan formaciones, actualización científica, didáctica y pedagógica en relación con el tratamiento escolar de la memoria democrática. Reales Decretos 157, 217 y 243 de 2022, por los que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Ed. Primaria, Ed. Secundaria y Bachillerato. Instrucción 11/2019, de 7 de junio de 2019, de la Dirección General de Ordenación y Evaluación Educativa, para la celebración del Día de la Memoria Histórica y Democrática en los centros docentes de la Comunidad Autónoma Andaluza. Edición actual libro N. Bethune En la que expresamente se plantea que se debe celebrar el 14 de junio de cada año el Día de la Memoria Histórica y Democrática, y que con esa finalidad, las actividades que se realicen se orientarán a impulsar actos de reconocimiento y homenaje a las víctimas del golpe militar de 1936 y la Dictadura consecuente, con el objeto de mantener su memoria y reivindicar los valores democráticos y la lucha del pueblo andaluz por sus libertades, así como a promover el conocimiento y la reflexión en torno al período que abarca desde la Segunda República, la Guerra Civil, la Dictadura franquista y la transición a la democracia hasta la entrada en vigor del primer Estatuto de Autonomía para Andalucía. Toda esta normativa nos respalda y nos apremia a llevar este cruento episodio a nuestras aulas. Hasta la fecha ha sido muy desconocido para nuestro alumnado e incluso me atrevería a ir más allá, desconocido para buena parte de la sociedad en su conjunto. En un informe realizado en 2022 por el instituto de investigación CIMOP, Las barreras entre los jóvenes para acceder al conocimiento de la memoria democrática, ya reveló profundas lagunas entre los jóvenes de 16 a 30 años. Legislación educativa Y no podemos ignorar el peligro que acecha en la actualidad a nuestras democracias, con discursos que parecen sacados de ese pasado del que parece que no se ha aprendido lo suficiente. Para paliar esta desinformación, José Antonio Martínez Soler, periodista de 78 años, y su hijo Erik, nacido en 1978, decidieron escribir el libro “Franco para jóvenes” (Catarata, noviembre 2024). Al ser preguntado Martínez Soler por el porqué de este libro, su respuesta fue: Cuando vives sin libertad es terrible. Los más jóvenes habéis nacido en ella y la libertad solo la valoras como el oxígeno, cuando te falta. Hoy se piensa que viene de serie y es gratis. No, no, no es gratis, o la defiendes en cada milímetro o la pierdes. Ahora estamos en un momento de desinformación, de nacionalpopulismo, de desprestigio de las democracias y de crecimiento de los totalitarismos. Desde Trump, Putin, Orbán, Meloni, Vox… Me preocupa un poco ese desconocimiento de la juventud sobre lo que es la libertad de verdad. En mi opinión, el conocimiento es hasta ahora el mejor antídoto frente a la barbarie. Concluyo con unas magníficas palabras de José Saramago que concentran lo que he querido expresar en este artículo: “recordar es un gesto supremo de humanidad”.Fotografías tomadas en la exposición “La Desbandá, 1937. De Málaga a los Pirineos’”. Organizada por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, la Universidad de Málaga y la Fundación Unicaja. Septiembre 2022 Fuente → en-clase.ideal.es La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano
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