Un estudio de Tania Fernández Lombao y Paula Martínez-Graña, de la Universidad de Santiago de CompostelaEl ‘servicio público’ debe contemplar...
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Segunda parte de una reflexión que analiza el nuevo escenario (y II) ¿La radio está renunciando a la esencia del directo? El pódcast está conquistando a la radio desde dentro. Sus contenidos se están reestructurando en unidades programáticas para luego segmentarlas en sus plataformas de audio bajo demandaEn realidad, los magacines de la radio generalista siempre se han estructurado en secciones, lo que hoy equivale a pódcast diferenciados que cuentan con una segunda vidaEl problema reside en que da la impresión de que la industria de la radio está volcada en la realidad del pódcast y olvida la auténtica esencia de la radio, directamente relacionada con los contenidos en directo que justifiquen su consumo linealSi la primera parte de este trabajo se refería al aspecto económico que rodea al mundo del pódcast, en definitiva, a su sostenibilidad, que en estos veinte años, como es lógico comenzó humilde, con pocos recursos y generando poco interés en el mercado, sometida claramente a la radio, dos décadas después percibimos muchos cambios, empezando porque el pódcast puede reivindicar, por justicia, su propia identidad, con independencia de que, todavía, la radio siga siendo el mercado de audio predominante y siguiendo también por las influencias que el pódcast ha generado en el ámbito de la radio, cada vez más evidentes.Escuchar radio o pódcast, he ahí la cuestión (Fotografía Amazon)No hace tanto tiempo, los oyentes solicitaban a sus radios preferidas que les enviaran (proto) ‘pódcast’ con contenidos puntuales, como entrevistas que protagonizaron o contenidos relacionados con temas de su interés, enfermedades raras, o temas jurídicos, por destacar dos de las más habituales. El recurso tecnológico que entonces cabía era la cinta de cassette. Las radios estaban llenas de pletinas de cassette que realizaban copias por docenas de la emisión, destinadas a los oyentes que las solicitaban. En unos casos se pagaban y servían como (pequeña) fuente complementaria de ingresos, y en otros, como la de la SER, se enviaban gratuitamente.La industria tradicional se está volcando en los pódcast, sin darse cuenta de que la radio -el negocio predominante, de momento- posee sus propios códigos, y que el directo debe alimentarse de contenido acorde con el método de difusión en línea. Aplaudo los esfuerzos por ocuparse de la oferta bajo demanda, pero no a costa de la calidad de la radio, reconvertida en una productora de pódcast “en falso” directo. El llamado ‘efecto sorpresa’ de la radio (encenderla y no saber qué te vas a encontrar) ya no ejerce suficiente atractivo entre los oyentes jóvenes como para conducirles a un consumo lineal. Las nuevas generaciones prefieren elegir a que la radio les sorprenda. ¿Cómo quedará entonces el papel de la radio en el futuro? ¿Quién la escuchará? ¿Y su eficacia publicitaria? Y, una reflexión más: ¿para qué? ¿Qué será lo que les atraiga?Con el tiempo, y el avance tecnológico y la llegada de los primeros MP3, los oyentes se fueron modernizando y se descargaban, no sin dificultad, como consecuencia de la escasa calidad de los primeros anchos de banda, fragmentos de la emisión. Ya no era necesario pedir nada a las emisoras, sino que los audios se descargaban directamente de las precarias webs de las cadenas de radio y también de una pequeña e incipiente plataforma de audio (todavía no había llegado a España el término ‘pódcast’ acuñado en 2004 por el periodista Ben Hammersley, del diario The Guardian), llamada Ivoox, nacida en 2008. Hemos celebrado precisamente, este pasado 18 de octubre, los veinte años del primer pódcast en español, y uno de los primeros 50 pódcast del mundo, “Comunicando”, lanzado por el entonces joven periodista José Antonio Gelado. Tras haberlo contado el pasado día 24 de septiembre en la presentación de los ‘Podcast Days’, servidor tuvo, sin pretenderlo, un papel determinante en el nacimiento del pódcast “Comunicando”. Como responsable de Radio Madrid FM (Cadena SER) a finales de los años 90, teníamos a José Antonio Gelado como colaborador en el programa “Don Ratón”, de Mariló Maldonado, hablando, precisamente, de tecnología. Por avatares de la vida, y un cambio de estrategia, tuvimos que prescindir de Gelado y este se quedó en la calle, pero con ganas renovadas de seguir contando los pasos con que avanzaba la tecnología de internet. Ahí surgió la posibilidad de utilizar el formato pódcast y nació “Comunicando”. La radio, por tanto, y la vocación desmedida de comunicar de Gelado, fueron los impulsores del primer pódcast en español de la historia de nuestro país, del que ahora se conmemoran los veinte años de su existencia.Por supuesto que la radio está en el origen del pódcast. También en el caso de Ivoox, en el que su fundador, Juan Ignacio Solera, en un momento en que viajaba mucho en coche por trabajo, se dio cuenta de que los contenidos que le ofrecía la radio no eran de su agrado y vio la posibilidad de crear un repositorio del que pudiera elegir aquellos contenidos (¡en pódcast!) que le interesaban; en su caso, temas de historia. La tecnología, y su pasión por la radio, le condujeron a abandonar su profesión en el sector de la alimentación. Tampoco importó su condición académica de físico. El caso es que, en los primeros años del nacimiento y desarrollo del pódcast en España, la radio seguía su camino, casi sin inmutarse, mirando de reojo lo que ocurría con él y con cierto sentido a la defensiva, como ocurrió también, antes, con la irrupción de la radio online en los 90, cuyos máximos exponentes fueron Fernando Berlín (Radiocable.com, 1997) y Javier Gallego (‘Carne Cruda’, 2009 Radio 3; online, 2014). Los responsables de la radio de aquella época tardaron en enterarse de que, tanto la radio online como los pódcast, se convertirían en ejes imprescindibles de su propia supervivencia.Me preocupa la ‘podcastización’ de la radio. Reclamo que la radio debe ser radio, y responder a su esencia, el directo (está pasando, se lo estamos contando) y el pódcast al relato a posteriori. La diferencia entre ambos formatos es que la radio es una enorme productora de contenidos y el pódcast nunca podrá hacer directos. La ‘podcastización’ conducirá a la radio, irremisiblemente, a languidecer en su futuro porque carecerá de atractivos para atraer público en directo, que preferirá ignorarla en primera instancia, para elegir luego sus contenidos en diferido Hoy, veinte años después del nacimiento del primer pódcast en España, la radio se está ‘podcastizando’, y emite sus contenidos pensando en su posterior utilización bajo demanda. En algunos casos, los primeros en la Cadena SER, por ejemplo, llegó a automatizarse el proceso que encapsulaba las diferentes secciones de sus programas, para agilizarlo. Hoy, SER Podcast es, en conjunto, la plataforma de radio que registra el mayor número de escuchas/descargas en España (millonaria) y los pódcast se editan manualmente, para cuidar el producto. Ese pensar a priori en la segunda vida de los contenidos ha conducido a las cadenas de radio, grandes y pequeñas, a planificar la antena de acuerdo a su posterior uso bajo demanda. Así, por ejemplo, en “La Ventana”, de la Cadena SER, las secciones avanzan de tal manera que se trata de una sucesión de pódcast, “Todo por la radio”, “La Ventana del cine”, con Carlos Boyero; “Acontece que no es poco”, con Nieves Concostrina; “Especialistas Secundarios” o la “Unidad de Vigilancia”, de Isaías Lafuente, entre otros. La cadena radiofónica que tiene mejor interiorizado el proceso de ‘podcastización’ de sus contenidos es la SER. El resto la tiene como modelo. Todos sus programas tienen asumido el proceso de encapsulado de audio posterior, En realidad, no se hace nada que no se hiciera antes: porque las secciones, desde siempre, evolucionaban, una tras otra, y el presentador les imprimía continuidad y coherencia. El pódcast, en su esencia, no en su manifestación, siempre ha existido en la radio. El pasado día 2 de octubre, en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, preguntaba a una clase de alumnos de tercero de carrera (a falta de uno para terminar) ¿qué contenidos justifican la escucha en directo de la radio española? Rápidamente, un avezado alumno apuntaba: “¡el fútbol”! Claro. El deporte es un contenido que forma parte de la esencia de la radio en directo. Además, es intergeneracional, concepto muy importante. Pero, ¿cuántos más? Un debate encendido en el Congreso de los Diputados, una actualidad tensionada de alto interés informativo... Por eso me preocupa la realidad actual, porque la radio se compone, básicamente, de una sucesión de pódcast, que no justifican por sí solos su escucha en directo. De hecho, la hacen perfectamente prescindible. Los pódcast citados de “La Ventana” de la SER, y cualesquiera otros similares de otras cadenas, bien pueden escucharse bajo demanda, en otro momento. ¿Dónde queda, entonces, el futuro de la radio en directo? Y, lo que es peor: ¿cómo quedaría en este nuevo paisaje el concepto de eficacia de la publicidad contratada en radio, si nadie la escucha? Porque la radio, perdónenme, es mi sensación, se está haciendo 'prescindible'. La industria tradicional se está volcando en los pódcast, sin darse cuenta de que la radio -el negocio predominante, de momento- posee sus propios códigos, y que el directo debe alimentarse de contenido acorde con el método de difusión en línea. Aplaudo los esfuerzos por ocuparse de la oferta bajo demanda, pero no a costa de la calidad de la radio, reconvertida en una productora de pódcast “en falso” directo. Un joven colega me apuntaba que, en la escucha en directo, aunque conceptualmente más cercano al pódcast, lo escuchado está sucediendo en ese mismo instante. ¡O no! le cuestioné. Apunté un argumento más: ¿el llamado ‘efecto sorpresa’ de la radio (encenderla y no saber qué te vas a encontrar) ya no ejerce suficiente atractivo entre los oyentes jóvenes como para conducirles a un consumo lineal. Las nuevas generaciones, está claro, prefieren elegir a que la radio les sorprenda. ¿Cómo quedará entonces el papel de la radio en el futuro? ¿Quién la escuchará? Y, una reflexión más: ¿para qué? ¿Qué será lo que les atraiga?Todo empieza aquí, delante de un micrófono, pero radio y pódcast poseen sus propios rasgos identitarios (Fotografía Pixabay)Me preocupa la ‘podcastización’ de la radio. He subrayado que, históricamente, la radio completaba su programación a costa de sumar contenidos en unidades de programas: especializados y generalistas. Estos últimos se componían (se componen) de la suma de una serie de secciones, equivalentes, hoy en día, a pódcast. Pero reclamo que la radio debe ser radio, y responder a su esencia, el directo (está pasando, se lo estamos contando) y el pódcast al relato a posteriori. La diferencia entre ambos formatos es que la radio se ha convertido en una enorme productora de contenidos sonoros y el pódcast nunca podrá hacer directos. Cuestión diferente es la variedad de ‘pódcast en vivo’ que se han inventado para congregar a su público más fiel en torno a una grabación de una conversación con sus presentadores (o influencers) favoritos. La ‘podcastización’ conducirá a la radio, irremisiblemente, a languidecer en su futuro porque carecerá de atractivos para atraer público en directo, que preferirá ignorarla en primera instancia, para elegir luego sus contenidos en diferido.¿Qué contenidos justifican la escucha en directo de la radio española? Un avezado alumno de la FCOM de la Universidad de Navarra me apuntó de inmediato: "¡el fútbol”! Claro. El deporte es un contenido que forma parte de la esencia de la radio en directo. Además es intergeneracional, concepto muy importante. Pero, ¿cuántos más? Un debate encendido en el Congreso de los Diputados, una actualidad tensionada de alto interés informativo... Por eso me preocupa la realidad actual, porque la radio se compone, básicamente, de una sucesión de pódcast, que no justifican por sí solos su escucha en directo. De hecho, la hacen perfectamente prescindibleEl pódcast va encontrando su espacio. Esto es cierto. Los programas de radio especializados, de nicho, han encontrado en el pódcast un canal difusor/distribuidor, de visibilidad y audiencia, que no imaginaban, que les aporta una nueva vida, en muchos casos con audiencias sensiblemente superiores a las que les proporciona la antena. Así, en RNE, por ejemplo, el pódcast más escuchado es “Espacio en Blanco”, de Miguel Blanco, un programa dedicado al misterio, una de las temáticas sin duda más solicitadas en el ecosistema del pódcast, revalidado en cada estudio de audiencia. La Corporación RTVE, coincidiendo con el regreso de Ignacio Elguero (antes director y luego coordinador) cambió la denominación de la plataforma de pódcast de la radio pública de RTVE Audio a RNE Audio, y mejoró sensiblemente el diseño respecto de lo que ofrecía con “Solo en pódcast’, aunque le queda camino por recorrer. Todavía se oyen voces dentro de la Corporación que critican este movimiento, porque la marca RNE cuenta con connotaciones negativas. Pero ninguna otra cadena, ni privada ni pública, tiene un catálogo de contenidos como el de RNE, y sin embargo no luce lo suficiente y sus servicios son muy mejorables (el servicio ‘embeber’ para integrar audios en webs no funciona correctamente, por ejemplo). La COPE ha obrado con mucha mayor prudencia que sus competidores en el ámbito del pódcast y no se han lanzado a la creación de su propia plataforma de pódcast originales, como sí hizo PRISA Audio con ‘Podium Podcast’, porque sabían lo que costaba ‘alimentarla’ y producir el catálogo. Las grandes cadenas están obligadas a ofrecer calidad a sus oyentes, y la calidad cuesta dinero. Y eso que las tarifas que algunas marcas ofrecen por producir pódcast bordean la tacañería, cuando no, directamente, se busca la gratuidad a cambio de la visibilidad y la difusión. Señores, ya no es suficiente. El buen trabajo hay que pagarlo. Y si mantienen que el pódcast está creciendo y está atrayendo anunciantes (branded podcast) habrá que pagar dignamente a los productores del contenido. Atresmedia Radio acaba de crear su propia plataforma, pero modestamente. Sin grandes alharacas, heredando los fondos de la fallida aventura de la plataforma ‘SONORA’, e incorporando nuevos contenidos, originales algunos, subcontratados con productoras externas, y otros producidos por la antena de su propia cadena madre: Onda Cero. El veterano José María Moix, anterior director de Contenidos de Atresmedia Radio, fue nombrado en abril pasado director de Audio Digital y Nuevos Contenidos, un cargo de nueva creación, para liderar esta nueva aventura. Pero todo cuesta dinero y no siempre el retorno está garantizado. La pregunta ahora es ¿hasta dónde están dispuestas a arriesgar las compañías? Sobre todo, Atresmedia, después de la mala experiencia de ‘SONORA’, a la que nadie podrá acusar de falta de calidad de sus contenidos, pero sí ejemplo de un modelo de negocio que no terminó de cuajar, porque le recortaron el tiempo de introducción en el mercado. Y se basaba en un modelo de pago por contenido, de muy lento crecimiento en España, y del que solo se beneficia, hoy por hoy, Spotify, y no por los pódcast, todavía, sino por la música. La industria de la radio debe ocuparse de la radio y del pódcast. Por este orden. Siendo consciente de que el negocio sigue estando en la difusión lineal por ondas hertzianas, mayoritariamente a través de la FM, entre público muy maduro, que no para de envejecer (igual que sus comunicadores), y con un panorama incierto en la atracción y conquista de nuevos públicos, que carecen del hábito de escucha de radio, pero están incubando (¡menos mal!) el gusto por el consumo de audio bajo demanda. Son públicos y generaciones diferentes, y a menudo distantes entre sí. Tal vez por eso, la visión de PRISA de crear dos divisiones en torno a la radio y al audio tenga por misión equilibrar los ingresos entre lo que, en el futuro, pierda la radio, pero pueda ganar, y compensar, el audio. En esta progresiva ¿e irremediable? migración, me preocupa el destino de la radio, a la que tal vez no se está prestando la debida atención, precisamente, en el centenario más uno de su nacimiento en España.
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