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En 1979, en Ortuella (Vizcaya), pistoleros de la policía franquista asesinaron a tiros al trabajador y simpatizante Comunista Francisco Caballero Requejo

En 1979, en Ortuella (Vizcaya), pistoleros de la policía franquista asesinaron a tiros al trabajador y simpatizante Comunista Francisco Caballero Requejo / Tulio Riomesta  Era el 6 de Noviembre de 1979. Francisco Caballero Requejo, 24 años, simpatizante del Partido Comunista de Euskadi, casado, natural de Muelas de Pan (Zamora), vecino de Ortuella; y su amigo Lucas Martín, 30 años, casado, natural de Zamora, vivía en la misma calle de Ortuella. Lucas había sido candidato del PCE en las elecciones municipales en Ortuella (Vizcaya). Tras abandonar el domicilio de un familiar, circulaban, hacia las 3 de la madrugada, en una furgoneta Citroën 2CV, propiedad de la empresa en la que Francisco trabajaba como chófer.  Unos policías de paisano, en 2 coches-patrulla sin distintivos externos, identificaban a varias personas cuando, según versión policial «se apercibieron de que los ocupantes de la furgoneta BI-4754-P adoptaban una actitud sospechosa. Un policía dio un ¡Alto, policía!, el conductor dio un violento acelerón. Otro policía emprendió una carrera paralelamente al vehículo, y disparó al aire 4 tiros». Según esta versión, «mientras los policías realizaban nuevos disparos al aire y a las ruedas del vehículo, la furgoneta se estrellaba contra otros coches aparcados». Francisco Caballero Requejo, resultó muerto al ser alcanzado por los disparos. Lucas Martín desmintió la versión oficial: «No había ningún control policial, los agentes no se identificaron en ningún momento, ni les dieron el alto. Había unos jóvenes gesticulando tras el coche y, poco después, unos disparos a sus espaldas. Al oír los disparos le dijo a su amigo que se agachase, pero en ningún momento pensó que pudieran ser policías quienes disparaban, por falta de signos visibles de identidad». La versión policial aseguró que Martín «salió huyendo a pie» y «pudo ser detenido poco después cuando recibía asistencia médica en el cuarto de socorro de Urazurrutia». Pero el propio Lucas Martín aseguró que, «ante la falta de asistencia a su amigo, él mismo se dirigió al centro sanitario para pedir una ambulancia. Entonces apareció la policía, que se lo llevó detenido». La policía aseguraba que la furgoneta había sido robada por sus 2 ocupantes. El 24 de noviembre de ese mismo año el grupo parlamentario comunista llevó el caso al Congreso, formulando una batería de preguntas al gobierno de Adolfo Suárez: ¿Actuaban los miembros del cuerpo general de la policía bajo órdenes directas de sus respectivos jefes? ¿Es una decisión del gobierno, encomendar a los funcionarios del cuerpo general de la policía la utilización de estos controles? ¿Piensa el gobierno imponer las sanciones pertinentes a los funcionarios que tomaron parte en los hechos relatados?” La tibieza de las preguntas distaba mucho de la gravedad de los hechos, y era muy orientativa del rumbo del forzado consenso de esa transición sangrienta, en la que no pocos militantes comunistas fueron detenidos, torturados y, como en este caso, asesinados. El titular del ministerio del interior era el “teniente general” Antonio Ibáñez Freire, un franquista convencido y reconocido, que había participado en el bando rebelde en la guerra civil, y había combatido junto a los nazis en la división azul, por lo que fue recompensado como gobernador civil y jefe provincial de la falange en Santander, Vizcaya y Barcelona. También había sido director general de la guardia civil. La mayoría de los partidos vascos expresaron su repulsa y condenaron la versión policial de los hechos. Al día siguiente de la muerte de Francisco Caballero, un paro en Vizcaya fue secundado especialmente en la zona minera, con epicentro en Ortuella, con un seguimiento casi total en la industria y el comercio, en los centros escolares y en el funcionariado público. Al funeral acudieron 3.000 personas, y al finalizar se realizó una manifestación por el pueblo, donde se ondearon banderas rojas e ikurriñas, y donde se profirieron gritos contra la policía pidiendo justicia. Una justicia que nunca llegó para la familia de Francisco Caballero. Un escrito redactado por el PNV, PSOE, PCE, EE, ESEI y PTE denunció la «frecuencia de actuaciones de policías de paisano, sin ningún tipo de identificación y sin hacer uso de los mecanismos de control reglamentarios», y recuerda la reciente detención del senador Joseba Elósegui y las denuncias sobre presuntas torturas, «una actuación extralimitada de las fuerzas policiales, que recuerdan las practicadas en la época franquista». «Actuaciones como la de hoy favorecen la desestabilización del proceso democrático, la defensa del Estatuto de Autonomía exige la clara y contundente respuesta a toda provocación violenta y un cambio radical en la política de orden público». Documentos: Nueva Revolución (Angelo Nero). El País (Patxo Unzueta, Javier Angulo) Fuente → documentalismomemorialistayrepublicano.wordpress.com La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano