Maroc - AVOZDELAREPUBLICA.ES - A La Une - 01/Sep 12:30

Alto a la guerra contra los migrantes

 Alto a la guerra contra los migrantes La Unión Europea viola el derecho internacional de asilo y refugio El presidente del Gobierno español ha reiniciado la actividad con un giro a varios países africanos, en los que ha señalado “los beneficios de una migración segura, ordenada y regular que beneficie tanto a nuestros países como a nuestros ciudadanos”. Y ello frente a la llegada espontánea de cayucos a las costas de Canarias y del litoral mediterráneo, con la consiguiente crisis humanitaria, con el intento fracasado de modificación de la Ley de Extranjería. En las visitas realizadas en relación con la migración “ilegal”, Sánchez ha destacado la labor de los miembros de la Policía Nacional y la Guardia Civil desplazados a estos países, que hacen trabajo de colaboración policial con las autoridades locales para impedir el libre tránsito de personas que huyen de la miseria y la guerra. Se trata de un intento de externalizar las fronteras, estableciendo una frontera simbólica, lo que lleva a la criminalización de los migrantes hasta en sus propios territorios de origen. Sánchez, en sus discursos antiinmigración trata de regular el tránsito en función de las necesidades agrícolas, ganaderas o de servicios de la economía española, reduciendo el derecho de tránsito a un valor meramente económico, es decir, el de los empresarios y atendiendo sólo a la coyuntura de la potencia empleadora; sin contemplar las necesidades inmediatas de cientos de millones de jóvenes sin trabajo y sin futuro…  Se trata de un punto de vista meramente explotador, que no tiene en cuenta los derechos humanos y las necesidades reales de los sectores más explotados y oprimidos de la sociedad; reduciendo sus derechos sociales a las necesidades coyunturales de las empresas y de mano de obra barata de las grandes potencias. ¿Dónde quedan los derechos y aspiraciones de quienes quieren vivir y trabajar en libertad en los planes inmigratorios de Sánchez?   La colaboración policial y política -financiando gobiernos locales y corrompiendo a las autoridades- ha dado algunos resultados. Mauritania, país donde aún se practica la esclavitud, es el centro neurálgico de la salida de migrantes que vienen del centro de África. En particular, de la guerra de Malí, donde la salida de cayucos al mar se ha convertido en un acto delictivo, negando todas las posibilidades a quienes desean abandonar su situación de miseria y represión, debiendo salir de las costas menos vigiladas de otros países cercanos. La Unión Europea sigue los pasos de las leyes norteamericanas de criminalización de los migrantes pobres, que el” trumpismo” ha puesto en boga, con medidas de represión y guerra contra la migración que rompen el carácter universal de los derechos humanos, para así crear amplios espacios sin derechos en las principales fronteras del mundo. Naciones Unidas calcula que los importantes desplazamientos de población alcanzan la cifra récord de unos 200 millones de personas. El contexto actual de las migraciones viene establecido fundamentalmente por quienes huyen de la guerra y de la miseria, de la sobreexplotación…, es decir, de la violación masiva de derechos humanos reconocidos, pisoteando la dignidad de las clases empobrecidas y destruyendo aspectos sensibles de civilización de la humanidad. La migración masiva está relacionada en todas partes con las guerras, con el hambre y la miseria. Más de 1000 millones de personas viven en el mundo con menos de un dólar diario; cerca de un centenar de conflictos armados asolan la humanidad.     La política española tiene también como referente, contra el derecho a migrar, el “Pacto Europeo sobre Migración y Asilo” y la “Directiva de Retorno”. Normativa que parte de la consideración de que hay “demasiada migración” que los Estados no controlan, cuando los servicios consulares están en muchos casos cerrados a cal y canto. Leyes y medidas contra el asilo y refugio, que convierten la migración en delito, lo que responde a una política clasista y racista contra los pobres: los africanos ricos tienen abiertas las puertas del país al que quieran ir, y nadie pregunta de dónde viene el dinero que han amasado.  Pacto europeo contrario a las leyes internacionales que pone en peligro a miles de migrantes en su tránsito clandestino de África y de Oriente Medio a Europa, que arrastra a un buen porcentaje de mujeres y niños a la aventura de un tránsito infernal. Pacto contra la migración de grandes potencias, que pretenden repartirse las personas llegadas según la población de cada país, estableciendo una media de 30.000 personas por estado, o bien negociando con las autoridades de los países africanos la devolución en caliente, pagando por ello hasta 20.000 euros por persona. Las dificultades interpuestas en el tránsito violan las leyes internacionales del mar, y las autoridades hacen la vista gorda en el uso de la represión a la hora de atacar los cayucos y volcar las pequeñas embarcaciones cargadas de personas, prácticas policiales generalizadas. La cuestión vital del rescate de las barquichuelas en las fronteras marítimas no se contempla en el Pacto Europeo, lo que pone de relieve que el objetivo no es la seguridad, ni el libre tránsito, sino impedir el desplazamiento de personas mediante la represión policial; poniendo en peligro de muerte a miles de seres humanos. El recurso de culpar a las mafias de la situación niega la evidencia de que los sistemas de concesión de visados y papeles en general, están controlados por mafias legales.   Las deportaciones policiales masivas de migrantes se han convertido en práctica habitual. Los trámites burocráticos pueden alargarse durante meses, y los solicitantes de asilo y refugio son detenidos y encarcelados en centros de detención, sin haber cometido delito alguno; respondiendo de forma penitenciaria a una demanda humanitaria. En muchos casos, la política europea en materia de migración está en abierta contradicción con los propios sistemas penales de los países respectivos, y facilita la identificación policial del inmigrante pobre con el delincuente. La opción de los planes contra el derecho de los migrantes no es otra que la criminalización de la inmigración. Considera a los trabajadores extranjeros sin papeles como sujetos sin derechos, creando una sociedad injusta y desigual en todos los terrenos. En La teoría de los “derechos naturales” de Francisco de Vitoria, de 1539, se establece con claridad el derecho a emigrar, pero se utilizó de forma abusiva para la ocupación y explotación colonial del Nuevo Mundo por colonos europeos. Quinientos años después, cuando los que emigran son los desheredados de los países dependientes, se imponen planes de explotación y recolonización, con leyes y medidas que conculcan los derechos de millones de personas de los países dependientes. Cada día se formula y constituye en Europa un cuerpo legal contrario a los derechos humanos, que cuestiona el reconocimiento universal de derechos y libertades, como han sido hasta ahora el Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950, o el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966…, entre otros. De manera que la conculcación del derecho de extranjería por las grandes potencias, se ha convertido en una señal más de alarma del horizonte político antisocial y antidemocrático de nuestra sociedad. Hay que dar respuesta masiva a las políticas de guerra de las grandes potencias, y también a la criminalización y guerra contra los migrantes; defendiendo derechos reconocidos por la legislación internacional: ¡Alto a la discriminación y la desigualdad! Fuente → elespacioindependiente.wordpress.com La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano