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La educación en el Franquismo: Adoctrinamiento y control ideológico desde la infancia

La educación en el Franquismo: Adoctrinamiento y control ideológico desde la infancia / Lucía Parro Pantoja Este enfoque educativo tenía como objetivo principal construir una identidad nacional en la que ser español estaba indisolublemente ligado a aceptar y reverenciar al Caudillo y a los valores promovidos por el franquismoLos textos e imágenes del régimen franquista moldearon la mente de los niños y niñas en España, forjando generaciones bajo la sombra de la dictadura Recientemente, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica —ARMH—, ha publicado en su cuenta de Twitter (X) una imagen de un libro de texto educativo del franquismo. En este tuit la asociación escribe: “Así (mal) educaron a millones de personas”. Así (mal) educaron a millones de personas. "El excelentísimo Sr. D. Francisco Franco Bahamonde fue general a los 33 años y por su patriotismo e inteligencia es ahora el Jefe del Estado Español". Y así estamos. pic.twitter.com/IbXmlmQN56— Memoria_ARMH (@ARMH_Memoria) September 2, 2024 Así mal educaron porque durante los 36 años que duró la dictadura de Francisco Franco, la educación en España fue uno de los pilares fundamentales para el mantenimiento del régimen. Bajo un control exhaustivo, las escuelas se convirtieron en el escenario principal donde se forjaban las mentes de las futuras generaciones, asegurando que los valores del franquismo quedaran profundamente arraigados en la sociedad. Los libros de texto, diseñados bajo la supervisión del Estado, no eran meras herramientas educativas, sino poderosos vehículos de adoctrinamiento ideológico. José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, también recibía un tratamiento similar. Descrito como un "gran patriota" Nada de esto sería posible sin suscriptores  Un ejemplo claro de esta estrategia se encuentra en los textos escolares utilizados en la época, donde figuras como Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera eran representadas de manera idealizada, tanto en palabras como en imágenes. Franco, descrito como "el excelentísimo Sr. D. Francisco Franco Bahamonde", era presentado como un líder infalible, un salvador de la patria que, desde una edad temprana, había demostrado un patriotismo y una inteligencia excepcionales. Esta representación no solo tenía como objetivo legitimar su poder, sino también inculcar en los jóvenes una admiración casi reverencial hacia su figura. José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, también recibía un tratamiento similar. Descrito como un "gran patriota", su muerte era presentada como un sacrificio heroico por la nación, reforzando la idea de que la Falange, y por ende el régimen de Franco, estaba intrínsecamente vinculada a la protección y grandeza de España. Este tipo de narrativas buscaban crear en los niños una identificación profunda con estos líderes, presentándolos no sólo como figuras históricas, sino como modelos a seguir. Al repetir constantemente imágenes y narrativas que exaltan la figura de Franco y Primo de Rivera, se preparaba a los niños para interpretar cualquier información futura dentro de ese marco ideológico El impacto psicológico de estas representaciones en la mente de los niños es profundo y significativo. Desde una perspectiva cognitiva, el uso de un lenguaje cargado de simbolismo y de imágenes idealizadas facilita la creación de conexiones emocionales duraderas entre los jóvenes y las figuras del franquismo. La repetición constante de estos mensajes en un entorno educativo aseguraba que los estudiantes internalizaran estas ideas como verdades absolutas, dificultando cualquier futura disidencia o cuestionamiento. Este proceso de adoctrinamiento se apoyaba en varios mecanismos psicológicos. Uno de los más evidentes es el ‘sesgo de confirmación’ —experimentado por Peter Cathcart Wason— que se ve reforzado cuando los niños, al ser expuestos únicamente a una versión positiva y unilateral del régimen, desarrollan una tendencia a aceptar solo aquella información que confirma lo que ya han aprendido. Esto no solo limita su capacidad crítica, sino que también perpetúa una visión del mundo cerrada y resistente al cambio. El ‘priming cognitivo’ —investigado por   Néstor Braidot— es otro proceso utilizado hábilmente por el régimen. Al repetir constantemente imágenes y narrativas que exaltan la figura de Franco y Primo de Rivera, se preparaba a los niños para interpretar cualquier información futura dentro de ese marco ideológico. Así, incluso eventos históricos o actuales que pudieran parecer contradictorios con la narrativa oficial eran reinterpretados para encajar en la visión del mundo que el régimen quería imponer. El uso de ‘condicionamiento clásico’ —estudiado por el filósofo Iván Pávlov— es evidente en la asociación de símbolos patrios, como la bandera española, con emociones positivas y valores de sacrificio y heroísmo. Cada vez que los niños veían la bandera o escuchaban hablar de los "héroes" de la patria, se activaba una respuesta emocional positiva, vinculando estos símbolos con la identidad nacional y, por ende, con la aceptación del régimen. Además de los textos, el entorno educativo en su conjunto estaba diseñado para reforzar estos valores. Las ceremonias, desfiles y actividades extracurriculares, como la participación en organizaciones juveniles vinculadas al régimen, contribuían a consolidar una cultura de lealtad y obediencia. La enseñanza religiosa, profundamente influenciada por la Iglesia Católica, complementaba esta educación ideológica, promoviendo valores de obediencia y sumisión, no solo hacia la figura de Franco, sino también hacia la autoridad en general. Este enfoque educativo tenía como objetivo principal construir una identidad nacional en la que ser español estaba indisolublemente ligado a aceptar y reverenciar al Caudillo y a los valores promovidos por el franquismo. El resultado fue una generación tras otra de niños y niñas que crecieron sin cuestionar el régimen, viendo en Franco una figura casi paternal, protector y guía de la nación. La transformación del sistema educativo tras la muerte de Franco en 1975 fue un proceso arduo y lento, donde fue necesario desmantelar las estructuras ideológicas que habían sido implantadas durante décadas. Sin embargo, el legado de esa educación franquista persiste en la memoria colectiva, y su impacto se puede rastrear en las actitudes y creencias de muchos ciudadanos que crecieron bajo ese sistema. La educación durante el franquismo fue una herramienta poderosa de control social, diseñada no sólo para instruir a los jóvenes en materias académicas, sino para moldear su percepción del mundo y asegurar la perpetuación de la ideología del régimen. Los textos e imágenes que hemos analizado son un claro ejemplo de cómo se utilizaba el sistema educativo para adoctrinar a los niños, inculcándoles una visión de la historia y del liderazgo que favorecía la estabilidad y la continuidad de la dictadura. Esta estrategia no solo afectó a la generación que creció durante el franquismo, sino que su influencia se dejó sentir mucho después, convirtiéndose en un recordatorio permanente del poder que tiene la educación para moldear el pensamiento y la identidad de una sociedad. Este análisis lingüístico de los discursos presentes en los textos utilizados en la educación franquista confirma cómo el régimen utilizó el lenguaje para consolidar su ideología. El uso de un lenguaje formal y honorífico al referirse a Franco, la selección de palabras cargadas de connotaciones positivas, y la estructura sintáctica simplificada que facilita la memorización de las ideas, son claros ejemplos de cómo estos textos estaban diseñados para evitar cualquier tipo de cuestionamiento. En conjunto, estas herramientas lingüísticas, junto con el entorno educativo general, contribuyeron a la creación de una narrativa inquebrantable que presentaba al régimen como la única opción legítima para España. Fuente → diario.red La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano