Maroc - LA NUEVA ESPANA - Opinión - 17/Sep 02:00

Padre Feijoo, permanente actualidad

Reconoció el sabio Feijoo en su "Teatro Crítico" que hay libros muy útiles, libros algo útiles y libros totalmente inútiles. Desde la primera escritura sumeria en piedra hasta la irrupción de la IA en el campo literario la clasificación del benedictino sigue vigente y seguirá hasta la última página del último libro, esperemos que nunca. Yo, hoy, me referiré a los muy útiles. Cada cual tiene los suyos, sus libros útiles, los llamados también de cabecera, su lectura nos marca el paso para caminar dignamente por los derroteros de la vida. Y no me refiero a esos tochos, Dios me libre, que llaman de autoayuda. Pueden tildarme de erudito a la violeta, me da igual, pero mis luces en la sombra son: las "Meditaciones" de Marco Aurelio; de Baltasar Gracián "El arte de la prudencia"; y del que fue nuestro inquilino durante 55 años en el Colegio de San Vicente, para honra de Oviedo, el Padre Feijoo con su "Teatro Crítico Universal" y "Cartas eruditas y curiosas". Conocí la obra del Padre Feijoo por mi tío Fernando, médico de San Claudio por los 50. Entusiasta de su persona y sus escritos, me contó una anécdota muy significativa, y fue ella que paseaba el benedictino siguiendo el mismo itinerario todas las tardes, y a la altura de la Silla del Rey escuchaba el canto alegre de una muchacha. Ella se asomaba a la ventana y saludaba cordialmente. Un día, nuestro sabio, con suma discreción le dio la enhorabuena por su embarazo. Ella sorprendida, le preguntó que cómo lo sabía. El respondió: "Por su nueva voz, algo más grave y los diptongos alargados". El Padre Feijoo fue sabio porque conocía lo que sabía por la observación minuciosa del mundo que lo rodeaba, ojos bien abiertos por el día, y por las noches quemaba las pestañas sobre las páginas de los libros de su biblioteca universal. Si algo quiero destacar, de sus muchas virtudes, es ello la libertad con que expresaba sus avanzadas y arriesgadas opiniones en el seno de una comunidad que se movía a pedales. Dividió su "Teatro Crítico" en múltiples discursos, ¿discursos?, sí, amigo, para él discurrir significaba disertar en libertad. Moderno y libre.