Maroc - LA NUEVA ESPANA - Viaje a la Ópera - 19/Sep 02:00

Kierkegaard, pasión y melancolía

Por esta monumental biografía, tal vez innecesariamente prolija, navega Joakim Garff con el propósito no solo de narrar una aventura espiritual tan singular como la de Soren Kierkegaard, sino, según declara en el Prólogo, de "conocer las grietas en el granito del genio, la locura latente bajo la superficie, la intensidad, el precio –tanto económico como psicológico– que uno paga cuando escribe, así como la profundidad temblorosa e insondable de una figura que jamás se comprenderá por completo". Y, en efecto, siendo cierto que únicamente Dios puede conocernos íntegramente y que nosotros solo podemos alcanzar un conocimiento parcial y fragmentario de la propia mismidad, ello resulta particularmente verdad en el caso de un individuo como Kierkegaard. En su tenaz búsqueda de una taxonomía definitiva del resbaladizo personaje, al final del libro Garff, deseoso de concluir tan larga travesía, casi tira el manuscrito al suelo y profiere una especie de exabrupto al proclamar "la curiosa mezcla de intelectualidad brillante y pietismo estúpido que caracterizaba y asfixiaba" a los dos hermanos Kierkegaard, Peter Christian y Soren, ambos teólogos, el primero obispo y el segundo enfrentado a la jerarquía eclesiástica. Soren se resiste hasta tal punto a cualquier clasificación totalmente fiable, que ni los médicos que le atendieron en su enfermedad final supieron realmente cuál era esta. Según Garff, que muriera por un "anhelo de eternidad", como él había augurado en una de sus obras, no es, desde luego, un diagnóstico clínico riguroso, pero tampoco resulta, sin embargo, una mala explicación.