Maroc - ABC - A la Une - 15/Jul 14:49

Carlos Vives celebra la final de la Eurocopa con los fans durante su actuación en el WiZink

«Gracias por la oportunidad de regresar a Madrid», expresó Carlos Vives antes de poner el broche de oro a una fiesta de dos horas que trajo los ritmos del Caribe al escenario del WiZink Center. Hace menos de una semana, el cantante arrancaba la gira europea de 'El Rock De Mi Pueblo Vive' en Sevilla y dos días después aterrizaba en Mallorca con su banda. El rey del vallenato continuó ayer su travesía haciendo una parada en Madrid, donde le esperaba un público entregado incluso antes de que el artista saliese a cantar para todos sus fans. Once músicos en directo, instrumentos tradicionales, efectos especiales y un Vives inagotable que no dejó de moverse definieron un espectáculo musical marcado también por una importante noche para el deporte. Al mismo tiempo que daba comienzo al concierto, España jugaba la final de la Eurocopa contra Inglaterra y, horas después, lo haría Colombia contra Argentina por la Copa América. Fútbol aparte, el protagonismo del recinto lo tenía Carlos Vives y así lo hizo saber con una llama que no solo le salió de dentro. «Y cuando me oyó tocar, le cayó la gota fría», dicen los versos del exitoso vallenato que le dio la fama al artista, que no pudieron definir mejor el comienzo de la celebración madrileña de su carrera. La gota fría de aplausos y gritos de unos fans vestidos de rojo y amarillo, los colores de las camisetas de la Selección Española y Colombiana que el mismo Carlos Vives vistió a lo largo del concierto, estalló con las primeras notas de la canción tocada por la banda. Con un vídeo Vives resumía el origen de su camino en la música. «Lo que no podía saber es que el viaje iba a durar para siempre», recitó con voz en 'off' el cantante antes de dar comienzo al repertorio de 19 canciones tocado en todo momento por una vibrante 'La Provincia', la banda que acompaña al colombiano compuesta por voces, bajos, teclado y acordeón. Con los primeros 'hits' del concierto, 'La Bicicleta', 'Canción Bonita' o 'Nota de amor', el artista ya podía presumir de sudar la camiseta con la energía que desprendía y que contagió a un público que se levantó de las sillas y convirtió el Palacio de los Deportes en una enorme pista de bailes latinos y complicidad. Las pantallas proyectaron visuales que recordaron las raíces que Carlos tuvo muy presentes en el escenario y por las que no dejó de sonreír en ningún momento. Su lado más rockero no tardó en salir y, con cambio de vestimenta como las auténticas estrellas y otro vídeo que reivindicaba la libertad y la rebeldía del género que instauró Vives hace 30 años, el colombiano lo dio todo. Tocó la armónica, bailó con su banda y saltó simulando darle toques a un balón. 'Pa Mayte', 'Cañaguatera' o gritos de «Viva el vallenato» encaminaron una segunda parte hacia el momento más personal del cantante. Tocaba empezar a cantar 'Cumbiana' cuando Carlos Vives quiso detenerse a hablar con el público y lanzar un contundente mensaje sobre la situación del territorio del que habla la canción: «Que se vaya la violencia y vuelva la alegría», deseó ante los presentes que no dudaron en aplaudir sus palabras y las primeras notas de la flauta colombiana que el artista también se atrevió a tocar en directo. Con 'La tierra del olvido', Carlos Vives no dejó escapar la ocasión de dedicarle más palabras a los fans, cuyo resultado surtió efecto y todos terminaron unidos por el cantante. «A los que nos queremos ir nos han pasado cosas que nos han enseñado a reconocernos otra vez y a entender que somos los mismos. Ya sabemos que la arepa es de los colombianos y los venezolanos, y aquí nos hemos unido los hispanoamericanos y los hispanos para hacer de esta ciudad un lugar mejor para todos», clamó para un público que ondeó las banderas. También aprovechó ese momento para saludar a grandes amigos que se encontraban en el recinto para escuchar y apoyar al artista, como Rozalén o el ciclista Óscar Sevilla , a quien le dijo: «Es un orgullo que estés esta noche con nosotros». Madrid puede presumir de ser, como dice la canción 'Fruta Fresca', 'la consentida' de Carlos Vives. Inevitablemente la final de la Eurocopa también ocupaba el pensamiento de los asistentes, que no dejaron de estar pendientes del resultado. Los primeros enterados del gol que abrió el marcador se encargaron de correr la voz por el WiZink llegando a los oídos del protagonista, que dejó de cantar para celebrarlo. La realización tomó enseguida la decisión de regalarle a los asistentes las imágenes de las repeticiones. «Ustedes pensaron que hoy no iban a ver el partido. No nos conocen a los hispanoamericanos», vaciló un Vives que ya tenía la camiseta de La Roja puesta. El segundo gol que desempató levantó nuevamente al público y al cantante, que se sumaba a las celebraciones como un hincha más. La tensión crecía y la banda tocaba los tambores. En pantalla grande los minutos de la prórroga y Carlos Vives ponía la letra al momento: «Qué importa la raza, tampoco el idioma, si al fin lo que cuenta es lo buena persona», decía la letra de 'Carito', que siguió sonando cuando el árbitro pitó el final del partido y España ya era campeona de Europa. «Qué momento. Nadie se va a olvidar de este concierto», gritó Carlos Vives con la bandera española como capa. 'Robarte un beso' y 'Cuando nos volvamos a encontrar' pusieron fin a una histórica velada caribeña que todavía guardaba una sucesión de vídeos de mensajes de amigos del cantante, como Maluma o Luis Fonsi , a modo de créditos.