No fue precisamente extensa la rueda de prensa que Matías Almeyda ofreció una vez consumada la derrota de su equipo en el Reale Arena en la noche de...
Vous n'êtes pas connecté
Maroc - ABC.ES - España - 24/Oct 18:00
Los recientes casos que se van conociendo sobre conductas poco propias de hombres que predican la virtud públicamente como son los sacerdotes de la Iglesia Católica provocan en la sociedad, sobre todo entre los fieles de la misma Iglesia, no poco desconcierto y pesadumbre, cuando no cosas peores. Por eso parece conveniente situar estos casos en su contexto correcto, para lo cual son necesarias varias matizaciones. En primer lugar, los sacerdotes son humanos. Es cierto que por su ministerio, vocación y dedicación cobran un ascendiente moral y sobre todo espiritual sobre el resto de fieles de la Iglesia de especial relevancia, y eso provoca que su conducta se someta a un escrutinio público excesivo, que muchas personas sin ministerio no soportaríamos. En tanto que humanos, están sujetos a las mismas pasiones, impulsos, estrés, desajustes y patologías a las que estamos expuestos cualquiera de nosotros. En segundo lugar, es una evidencia palmaria que una conducta desajustada y en abierta contradicción con lo que representa un sacerdote en la sociedad se da tanto en homosexuales como en heterosexuales, pudiendo ser los casos que se dan en el segundo supuesto mucho más escandalosos incluso que en el primero. Esto nos conduce a una primera conclusión: la homosexualidad no es ni mucho menos el problema. El verdadero problema es, de este modo, algún tipo de desajuste de la personalidad que lleva a una pérdida del autocontrol, a la caída en comportamientos de tipo adictivo y a una dinámica de comportamiento en la que el sujeto ya no es dueño de sí mismo, sin que esto suponga ningún tipo de justificación ni eximente. Lo primero es afrontar las consecuencias, y en segundo lugar poner los medios para una adecuada terapia, cuando esta es posible. Estos medios no pasan de ningún modo por la simpleza de suprimir el celibato, que es la primera reacción de una sociedad poco acostumbrada a ir a las causas profundas de las cosas y que se queda sólo en lo meramente aparente. La raíz del problema es la construcción de la persona en primer lugar, y la prevención de aquellas circunstancias que la destruyen y la desintegran en segundo. Y el sacerdote en tanto que ser humano, también debe seguir un proceso de maduración personal y crecimiento que hay que atender con urgencia, que debe ir en paralelo con su proceso de formación académica. Aquí hay una primera urgencia que la Iglesia debería afrontar con decisión, sin miedos y sin complejos, la de una correcta construcción y formación de la personalidad. En cuanto a las circunstancias que pueden destruir la persona, son de muchas clases y tipos y son las mismas que nos afectan a todos. Están desde el propio deterioro causado por la enfermedad como en algún caso muy reciente hasta la simple soledad, pasando por momentos de fracaso profesional o personal, situaciones de descrédito o de desprecio social, de aislamiento, ser dejado de lado por compañeros e incluso amigos, problemas familiares, y en fin, toda la amplísima gama de situaciones que en la vida provocan momentos de hundimiento y rotura que pueden dar lugar a conductas evasivas que desembocan en la pérdida de control de los propios impulsos y la caída en adicciones del tipo que sean. Finalmente, y al hilo del sínodo impulsado por el Papa Francisco que la Iglesia Universal se dispone a hacer vida en los próximos años, hacer hincapié en que hay que acabar de una vez con la terrible saturación de responsabilidades y tareas que padecen los sacerdotes y que en diócesis como la toledana se han autoimpuesto ellos mismos, y que es causa directa de muchas situaciones de estrés, dispersión, falta de interioridad y espiritualidad y en última instancia de hundimientos personales. Hay sacerdotes que acumulan sobre sí cargos de todo tipo a los que no pueden atender por imposibilidad material mientras carecen por completo de tiempo para el silencio, la oración, la reflexión y la contemplación, amén del tiempo necesario para la fraternidad y el encuentro. Toledo tiene una legión de religiosos, religiosas y laicos dispuestos a asumir de forma gratuita y desinteresada las múltiples tareas que la jerarquía tenga a bien encomendarles. Simplemente hay que superar de una vez los particularismos, los recelos, las suspicacias, las desconfianzas y las maledicencias que tanto daño hacen a esta gran diócesis.
No fue precisamente extensa la rueda de prensa que Matías Almeyda ofreció una vez consumada la derrota de su equipo en el Reale Arena en la noche de...
¿Hubo una vez una Papisa Juana que llegó al sacerdocio y luego al pontificado travestida? ¿De qué le serviría a las causas de las mujeres...
No hay duda de que los animales se ganan un lugar especial en la vida de las personas, demostrando cariño y lealtad de maneras que muchas veces...
Gaizka Urresti presenta en el Festival de Cine Fantástico de Sitges su documental sobre la figura y la trayectoria de uno de los realizadores más...
Acaba de publicar “La hermana”, un potente libro donde indaga en la figura de Martha Pelloni, la monja que se volvió popular en los ‘90 cuando...
Autor pagarcia El hacinamiento carcelario en Neiva continúa siendo un problema grave y sin soluciones efectivas a corto plazo. A pesar de los...
La directora estrena 'Los domingos', la película con la que ganó la Concha de Oro en San Sebastián y donde analiza las relaciones familiares a...
Agradecimientos Me permitirán que mis primeras palabras sean para agradecer a Su Majestad el Rey, en mi nombre y en el de mi familia, la presidencia...
Agradecimientos Me permitirán que mis primeras palabras sean para agradecer a Su Majestad el Rey, en mi nombre y en el de mi familia, la presidencia...
Las comidas de empresa forman parte de la vida laboral española. Son encuentros donde se cierran acuerdos , se refuerzan relaciones profesionales o...