Maroc - EXCELSIOR.COM.MX - A La Une - 09/Mar 09:05

Trump y la geopolítica del caos

Concluye una semana particularmente compleja en el ámbito internacional. Estados Unidos sentó bases impresentables de lo que será su política exterior y económica por los próximos cuatro años, bajo parámetros que resultan preocupantes. Pocas veces la política del garrote ha sido aplicada de manera tan rudimentaria. Un ejemplo claro fue la desastrosa reunión del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, el pasado 28 de febrero, donde, literalmente fue humillado en la Casa Blanca, mientras que Donald Trump, en un abierto desdén a Europa, enviaba señales conciliadoras a Vladimir Putin. El desastre continuó con la amenaza y posterior imposición de aranceles a Canadá y México, a manera de tortura e instrumento de presión (o una sádica forma de divertirse) para ser abruptamente “suspendidos” 48 horas después. El punto culminante de esta turbulenta semana fue el discurso frente al Congreso, plagado de afirmaciones engañosas y opiniones propias de una arenga sectaria. El monólogo doctrinario reafirmó una estrategia política basada en la amenaza, la confrontación, la exacerbación de la paranoia, la desinformación y la manipulación del nacionalismo más patriotero, proyectando un escenario preocupante para las relaciones internacionales y la estabilidad global.   OTROS DATOS Y GRANDILOCUENCIAS Así como en México se recurre históricamente a la figura de expresidentes para culparlos de todos los problemas nacionales —como Felipe Calderón es el villano favorito—, en Estados Unidos, Donald Trump convirtió a Joe Biden en el chivo expiatorio de todos los males. Es poco común en la historia política estadunidense que un presidente en funciones ataque de forma tan recurrente a su predecesor y esta estrategia se va a agotar rápidamente. Un ejemplo de esta narrativa es la absurda afirmación de que Biden es el responsable del aumento en el precio del huevo, omitiendo por qué el alza responde a un brote de gripe aviar que obligó al sacrificio de millones de aves, afectando, obviamente, la oferta. Otra muestra de esta fascinación por utilizar otros datos fue la aseveración alarmista de que en la administración anterior entraron 21 millones de indocumentados a Estados Unidos. Resultan ofensivas las afirmaciones (sin sustento) de que el gobierno anterior invertía en crear ratones transgénero o que hay más personas del espectro autista sin razón aparente (obvio, hay diagnósticos más precisos). El discurso estuvo plagado de cifras sin sustento y exageraciones deliberadas para ilustrar el panorama apocalíptico del que, por supuesto, sólo él puede salvarnos. No faltaron evocaciones expansionistas, propias del siglo XIX, en las referencias a Groenlandia, el Canal de Panamá y su excéntrica y absurda idea sobre Gaza. Estos señalamientos, simplones y distorsionados, alimentan el descontento de su base electoral sin explorar las causas y consecuencias de estos fenómenos. Llama poderosamente la atención la reacción de los legisladores republicanos, quienes aplaudían con fervor y lealtad al líder supremo. Mención aparte, el éxtasis experimentado por el vicepresidente JD Vance que alternaba entre la admiración y la incomodidad. Un espectáculo lamentable.   SPOILER: NO ES DE FIAR La reciente pausa arancelaria, presentada como un gesto de respeto a la presidenta Claudia Sheinbaum, no es más que otro acto del mismo espectáculo trumpiano. La suspensión de aranceles también aplicó a Canadá, sin que el primer ministro Justin Trudeau fuera conciliador con la Casa Blanca. Así que no es un privilegio exclusivo para México, sino una nueva maniobra derivada por las graves pérdidas del mercado bursátil. El resultado de la política arancelaria asfixia a la economía en la incertidumbre y ya se refleja en la economía doméstica. Tenemos que recordar que Donald Trump no es alguien que guíe sus decisiones por acuerdos, diplomacia o principios, sólo transacciones. Desde México, tengamos claro que no se puede confiar en él y que tras cualquier exabrupto o mal humor dominical seremos castigados con el fuete arancelario y éste será el escenario con el que tendremos que lidiar durante los próximos cuatro años.   LO QUE SE AVECINA El problema con la mayoría de las imposiciones de Donald Trump es que parece que están guiadas por la improvisación. Rusia ya respondió con ataques a Ucrania, lo que descoloca la idea del magnate de que es el mejor negociador del mundo de todos los tiempos. Su intento de acercamiento al diálogo con Irán ya fue rechazado también por el ayatolá Khamenei. Donald Trump no dejará de sacudir el mundo, quiere crear un legado que perdure y, parece, que quiere ser el precursor de un nuevo orden mundial donde reine la polarización. No habrá tregua. Su insistencia en el caos puede provocar que Estados Unidos pierda su lugar hegemónico, que sus socios comerciales diversifiquen, que sus aliados tradicionales (Europa) sean autosuficientes y que Rusia lo traicione. Mientras tanto China calla, analiza y espera su momento. Columnista: Kimberly ArmengolImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0