Maroc - EXCELSIOR.COM.MX - A La Une - 17/Jan 08:51

Voces de infancias doloridas

“La vivencia del totalitarismo cambia tanto a una persona —a una sociedad—, se pega tanto a sus ritmos cotidianos que, inevitablemente termina afectando a sus modos de expresión”, Sara Mesa. (https://letraslibres.com/revista/herta-muller-totalitarismo-y-lenguaje/). “Tuve que sopesar y decidir conmigo misma más cosas de las que podían decirse”. “Tu padre tiene muchos muertos en la conciencia, dijo uno de los hombrecillos borrachos. Yo le dije: ‘Estuvo en la guerra. Por cada 25 muertos le daban una condecoración. Trajo a casa varias medallas’”. Herta Müller (H.M.). (https://asgoped.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/11/herta-muller_en...). “Cartucho se quitó un gran sombrero que traía y con los ojos medio cerrados dijo: “Adiós”. Cayó simpático, ¡era un cartucho!”, Nellie Campobello. (https://laresolana.wordpress.com/wp-content/uploads/2014/10/campobello-c...). “Cuando recogía flores tenía siempre muy presente que no debía abrir la boca. Sólo a ratos me entraban ganas de cantar. Pero apretaba los labios y asfixiaba la canción. Por mis labios salía entonces un zumbido y yo miraba a mi alrededor por ver si mi zumbido atraía a alguna abeja. Pero no se veía una sola abeja en varias leguas a la redonda”, H.M. “… a todos los muebles de la casa de José Antonio se les saltó la cerradura, porque el muchacho se llevó el llavero en la bolsa del chaleco y algunas cosas de valor. Baca Valles, escrupuloso y delicado, no quiso que fueran saqueados los cadáveres de los muchachos (fusilados) de Villa Ocampo”, N.C. “Uno se vuelve especialmente sensible a las palabras cuando sabe la diferencia que puede suponer una palabra, afirma Müller”, S.M. “José era filósofo. Tenía crenchas doradas untadas de sebo y lacias de frío. Los ojos exactos de un perro amarillo. Hablaba sintéticamente. Pensaba con la Biblia en la punta del rifle. — El amor lo hizo un cartucho. ¿Nosotros? Cartuchos. Dijo en oración filosófica, fajándose una cartuchera”, N.C. “Mis padres habían sido adiestrados a través del miedo y así continuaron funcionando el resto de sus vidas. El miedo ante las represalias políticas los había convertido en súbditos incondicionales, en cobardes sin remisión posible”, H.M. “Se fueron a Nieves. Kirilí se estaba bañando en un río: alguien le dijo que venía el enemigo, pero él no lo creyó y no se salió del agua. Llegaron y lo mataron ahí mismo, dentro del río. Chagua (su novia) se vistió de luto, y poco tiempo después se hizo mujer de la calle”, N.C.   “El frío me dislocaba los pómulos. Tenía los dientes fríos. Los ojos se me helaban. En la cabeza me dolía el pelo. Sentí que me había crecido en profundidad, dentro de la cabeza, y que estaba mojado hasta las raíces”, H.M. “Bartolo cantaba elDesterrado me fui. Decía que si su hermana había huido era porque era piedra suelta. Le maté al primero para que se busque otro. Rodará, siendo lo que más quise en mi vida”, N.C. Herta Müller, Nellie Campobello, dos escritoras recuerdan su infancia. Una, en un Estado totalitario, Rumania, resiste. Otra, en los tiempos de la Revolución Mexicana, da testimonio del horror. Infancias cargadas de ¿un dolor normalizado? Las dos salieron de sus tierras, encontraron aires de libertad, escribieron sus memorias. El lenguaje, único e insuficiente recurso. Esas memorias niñas ven los trágicos destinos de sus madres, de las otras mujeres. Como bien dice Sara Mesa “afortunadamente, el totalitarismo no siempre triunfa en la aniquilación de la individualidad”. Pero ¿vale la pena tanto sufrimiento, tanta crueldad? Las niñas, los niños de Sinaloa, Michoacán, Chiapas, Guanajuato, Zacatecas, Tabasco ¿cómo viven el dolor, el miedo?, ¿podrán contenerlos?, ¿cómo se les explica a las hijas, hijos de un lado, del otro y del de más allá? Columnista: Clara SchererImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0