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El hombre se autorrealiza en la misma medida en quese compromete al cumplimiento del sentido de su vida.Viktor Frankl Vivir no es existir, no basta nacer para vivir, también es menester hacernos personas, es decir aprender a vivir humanamente. Esto requiere ante todo definirnos a nosotros mismos y definir el sentido de nuestra vida, porque la vida hay que hacerla nuestra, poseerla con vehemencia para expandirla, compartirla y disfrutarla. No tenemos garantías, pero sí un libre albedrío que nos permite elegir. Elegir esa parte humana y ese sentido de vida que nos defina. El autoconocimiento es la clave, saber quiénes somos, dónde estamos, hacia dónde nos dirigimos, y el cómo medir ese proceso. Porque, como bien dice William Thomson: lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no mejora, se degrada siempre. Ha cambiado el calendario, es cierto… pero usted ¿dónde está, qué persigue, qué desea, qué deja atrás, con qué continúa, de dónde parte, hacia dónde va… cómo, con qué estrategias, qué principios, qué metas, qué objetivos… y cómo sabrá que habrá alcanzado todo lo que se propone… en quién lo convierte ese objetivo, esas metas… esos abandonos o esas conquistas? Éstas son sólo algunas preguntas que merecen respuestas a fin de no ser secuestrados una vez más por la inmediatez, los placeres temporales, las metas cortoplacistas, la evitación, la procrastinación. Porque no… no hay nada definido en nuestro destino si no nos atrevemos a elegirlo, a comprometernos en ser la persona que merece nuestros más altos deseos. Y no, no hay cambio de vida, sino un sentido y no hay sentido que valga si no hay cambios en el pensamiento; y no hay cambios en el pensamiento si no hay un cambio de hábitos. Y no hay cambio de hábitos sin motivación, sin ilusión, sin disciplina, sin compromiso; y no hay compromiso si no hay una clara determinación volitiva que nos alinee a un propósito, a un destino, a un sentido de vida… y no cualquiera, sino a uno que tenga un sello propio único, genuino, de marcaje personal. Créame, pocas situaciones resultan más apasionantes que las revoluciones personales, que las reinvenciones que actualizan nuestro pensamiento, nuestra calidad de vida, ésas que modifican, perfeccionan y adaptan nuestros propios valores, principios, disciplinas, normativas, negociables y no negociables, esos que marcan las pautas de acción, de autocontrol, de control de riesgos, de espacios, de tiempos, de enfoque y de resistencia. La vida resulta, si cabe, más bella, cuando se le define propia y única, insisto: cuando se le conquista, cuando se le posee… Por eso, hoy lo invito a aprovechar este inicio de calendario para iniciar con él su punto de partida, y lo llamo así porque las partidas van más allá de los inicios, son también las salidas, las marchas, el arranque, los abandonos, las retiradas, la ida; son los elementos con los que se cuenta para el inicio de un proyecto, el presupuesto vital del mismo, criterios de medición, programación, evaluación, principios, valores, objetivos y metas; son también los documentos que señalan quiénes somos, nuestros hechos y circunstancias. Sabiendo el punto de partida podremos comprender mejor ese lugar al que queremos llegar. Y ese lugar es el que elijamos hacer nuestro, es la direccionalidad, el sentido, el por qué y el para qué vivimos. Y, es también un absoluto acto de rebeldía, porque el final todos lo sabemos, pero el camino lo hacemos, lo marcamos, lo definimos, lo elegimos y lo que elegimos nos elige. Al final, la vida se trata de hacerla nuestra, tan nuestra que nada pueda distraernos o abstraernos de ella, tan nuestra que la cuidemos, la protejamos, la prioricemos, la hagamos bella, digna, fuerte, cabal, ingeniosa, divertida, romántica, creativa, justa, aguerrida; tan nuestra que no se entienda en otra vida, en otro pensamiento, en otro corazón; tan nuestra que no quepa duda de quién la dirige, de quién la gobierna, de quién la elige y de quién la vive. En el inicio, querido lector, parta de saber dónde está y del sentido que desea darle a su vida y conviértase con ella en su mejor y único poseedor. Como siempre, usted elige. ¡Felices partidas, felices vidas! Columnista: Paola Domínguez BoullosaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0
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