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Maroc Maroc - AVOZDELAREPUBLICA.ES - A La Une - 28/Aug 07:00

Control social y resistencias en las periferias madrileñas durante el desarrollo de la ciudad franquista en la posguerra. Un análisis desde la prensa clandestina antifranquista

Control social y resistencias en las periferias madrileñas durante el desarrollo de la ciudad franquista en la posguerra. Un análisis desde la prensa clandestina antifranquista / Luis de la Cruz *Este texto fue presentado como documento para su discusión en la mesa El Franquismo y la ciudad. La ciudad y el franquismo. Transformaciones urbanas y comportamientos sociales en España, 1939-1977 – Coords: Pallol Trigueros, Rubén / Vorms, Charlotte del XVI Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, que se celebró en La Rioja entre el 7 y el 9 de septiembre de 2023. En el último tercio del siglo XIX Madrid crece más allá de la planificación oficial. Fruto de este desborde, similar al que se produce en otras grandes ciudades coetáneas, aparece un nuevo ámbito, el extrarradio[1], que se caracteriza entre otras cosas por su desarrollo informal y una significativa homogeneidad socioeconómica. La clase trabajadora, que habita mayoritariamente este cinturón periférico (Cuatro Caminos, Tetuán, Guindalera, Prosperidad, Puente de Vallecas, etc.), protagonizará un importante crecimiento urbano que pondrá su territorio en el centro del juego político y social durante la Segunda República y la propia Guerra Civil. Muchos de estos territorios se unirán administrativamente al Gran Madrid entre los años 1948 y 1952 y otros dejarán atrás definitivamente su origen suburbial. El cierre informativo franquista y el escaso desarrollo del estudio de las resistencias cotidianas en las barriadas madrileñas durante la posguerra dejan desdibujada la imagen del que fuera cinturón rojo madrileño durante los años de la Segunda República y la guerra. Salvo por los estudios de la historia de las organizaciones políticas en el periodo, carecemos de elementos para comprender en su totalidad la transición entre el extrarradio como prototipo de ciudad rebelde en los años treinta y su inclusión en el proyecto de ciudad consensual de clase media franquista[2] ligado al desarrollismo.  ¿Segó completamente la represión el atributo rebelde de la cultura del suburbio[3] desarrollada durante las décadas anteriores de desarrollo urbano? Si fue así, al menos en parte, ¿qué papel jugó la forma en que se abordó la reconstrucción y el modelo de proyecto de ciudad franquista impulsado durante la posguerra? Son preguntas ambiciosas que no podremos contestar en este texto, pero sí trataremos de hacer una aproximación muy concreta desde el análisis de la prensa del exilio y clandestina –sobre todo la de carácter comunista– para ir localizando puntos en la reconstrucción de las resistencias y el mantenimiento del imaginario del extrarradio como territorio en disputa política desde el bando perdedor de la guerra, centrándonos sobre todo en el extrarradio norte (Cuatro Caminos y Tetuán de las Victorias) pero atendiendo también a otras realidades periféricas y tratando de mirarlas como un mismo objeto de estudio.El proyecto de ciudad franquista y el extrarradioPlano original de los accesos a Madrid según el Plan Bidagor  Las pulsiones que regirán la reconstrucción de la ciudad durante la primera posguerra descansarán sobre la influencia del urbanismo fascista en su versión castiza de ciudad imperial, la irreconocida herencia del urbanismo anterior a la guerra, estar condicionado por la impotencia económica –que hará que la promoción inmobiliaria privada pronto gane protagonismo–, y la necesidad de segar las briznas de hierba supervivientes de un Madrid con marchamo de capital resistente de la República. La Dirección General de Arquitectura será controlada por Falange, que embarcará a una élite de arquitectos con trayectoria en su labor reconstructiva. Al frente, Pedro Muguruza (Cuelgamuros), junto con los Gutierrez Soto o López Otero. Desde la institución, harán fortuna una serie de jóvenes arquitectos que, comandados por Pedro Bidagor, habían colaborado con la República a cobijo de los carnés de CNT. Reunidos en una Oficina Técnica, elaboraron el nuevo Plan de Ordenación de la ciudad (conocido como Plan Bidagor, que entró en vigor en 1946). El Plan, que debía hacer de Madrid la capital imperial, no ahorraba en grandes infraestructuras y ornamentos, muchos de las cuales no llegaron nunca a realizarse, pero también contenía trazas de represión urbanística hacia la ciudad popular y obrera. La primera ciudad franquista, la que aseguran las tropas al entrar, ya establece el primero de los dos círculos concéntricos de seguridad en sus barrios periféricos con puntos de control (en Fuencarral, Canillejas, Vicálvaro o Vallecas), mientras que los campos de concentración se establecieron en el extrarradio (en los estadios de Vallecas, Chamartín o el Metropolitano)[4]. Además, el sector norte entero será militarizado[5]. La nueva ciudad en reconstrucción, sostenida sobre elementos de control del régimen dentro de los barrios –la iglesia, la sede de Falange o la comandancia de la Guardia Civil– también miraría con desconfianza a la ciudad popular y obrera. Las vías de entrada a Madrid, uno de los puntos fuertes de la planificación, fueron diseñadas para sortear los barrios obreros. Se evitaba entrar a la ciudad por el sur y conectaba con la Castellana en Atocha. Dejaba a un lado la ciudad roja de los Cuatro Caminos y pensaba una ciudad para los vencedores a su alrededor. Curiosamente, el desarrollo informal del extrarradio se había sustentado también en las entradas de personas y mercancías a Madrid. El extrarradio es sinónimo de conflicto en la letra impresa del plan y su reconstrucción pretendía ser curativa. Así lo dejaba por escrito Bidagor en la revista Reconstrucción en abril de 1940[6]: “Se detenía en aquellos “focos naturales de insubordinación” en que “la vida es agria y propensa a cualquier género de revolución“: el extrarradio. Una “anarquía moral” atribuida a la falta de una organización que socorriese sus necesidades y agravada por la carencia de iglesias, plazas de reunión, mercados, escuelas, centros sanitarios o lugares de esparcimiento”. Para apuntalar su panóptico reconstructivo, en el nuevo Madrid de posguerra se flanquearon algunos barrios obreros con colonias de vivienda militar, por ejemplo, en Maudes, a las puertas de los Cuatro Caminos, en cuyo lado este también se construyó una suerte de ciudad de los vencedores a orillas de la Castellana, con casas de funcionarios y militares. Se ha utilizado https://prensahistorica.mcu.es/ para elaborar la investigación  Este trabajo pretende sumar en la empresa de desentrañar la naturaleza de estos ámbitos periféricos durante la posguerra con un análisis desde fuera: el de la prensa clandestina y del exilio del bando republicano. Se trata de un enfoque muy parcial pero que, creemos, tiene interés. El éxodo español continuó con la vieja costumbre del liberalismo y el movimiento obrero español de montar al menos una cabecera por cada partido o sindicato. Entre 1931 y 1977 los exiliados españoles crearon novecientas cabeceras entre boletines, periódicos y revistas[7]. Nacieron en los principales destinos de la diáspora, siendo Francia y México los principales centros editores, seguidos por Argentina, Chile, República Dominicana, Cuba, Argelia y Venezuela. En cuanto a los organismos impulsores, el PSOE, PCE, Izquierda Republicana y CNT constituyen el grupo más estable, pero habría que sumar las cabeceras –a menudo efímeras– emanadas de ateneos, centros culturales y clubes. La profesora González Neira establece distintas etapas de desarrollo para la prensa clandestina[8]. Una primera, la que transcurre hasta el final de la Segunda Guerra Mundial (1945) es rica en periódicos apoyados por partidos de contenido eminentemente político, en los que, como veremos, el recuerdo de la guerra y el espíritu de época, caracterizado por estar aún embarcados en un conflicto de corte internacional, condicionará los contenidos de forma clara. Posteriormente, irán creciendo en importancia las publicaciones de carácter cultural, pero estas nos interesan menos en este trabajo. El abordaje que hemos hecho de la prensa clandestina se ha llevado a cabo interrogando intensamente la Colección de prensa clandestina[9], casi 90.000 páginas digitalizadas por la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte mediante un convenio con la Fundación de Investigaciones Marxistas, que gestiona el archivo hemerográfico del Partido Comunista de España. Aunque a menudo es complicado desbrozar la información de la propaganda en unas publicaciones que fueron creadas como instrumentos de combate comunicativo contra el régimen franquista, la presencia de las barriadas del extrarradio madrileño en las páginas de estos periódicos, revistas y boletines nos interesan desde dos puntos de vista. En primer lugar, porque, al margen de exageraciones y, seguramente, invenciones, si tomamos las debidas precauciones nos proporcionan un punto de acceso a la realidad de unos barrios oculta tras el cierre informativo producido en la España franquista en la inmediata posguerra. Como veremos, uno de los géneros clásicos del periodismo político del exilio es la traducción de la realidad española que se desliza entre líneas en la prensa del Régimen. En segundo lugar, nos interesa especialmente por el imaginario sobre el extrarradio insumiso proyectado en sus contenidos. Entre los barrios rebeldes, herederos de los viveros del Madríd, que bien resistes que dibujan estas páginas y las barridas pacificadas y afectas que se desprenden de la versión franquista, ¿dónde debemos situar los contornos reales del Madrid proletario? En esas estamos, aún sin respuestas claras. La colección abordada tiene un sesgo evidente por la institución de procedencia del archivo, pese a lo cual hay que decir que, aunque con preponderancia comunista, contiene cabeceras de las distintas organizaciones opositoras al Franquismo.El extrarradio norte en la reconstrucción de la resistencia interiorEl chalet de Falange atacado en el barrio de Cuatro Caminos pasó a congregar anualmente manifestaciones franquistas de reforzamiento del régimen que también tienen que ver con la «pacificación» del extrarradio  Trataremos brevemente a continuación dos casos importantes de reorganización de la resistencia interior y guerrilla urbana que tienen como escenario privilegiado el extrarradio norte de la ciudad y ayudan a sacar a la luz las líneas desvaídas del mapa de la resistencia en la inmediata posguerra a través de los enlaces y apoyos en las barriadas que ambas empresas precisaron. El primero de los casos analizados es bien conocido. El 5 de agosto de 1939 se ejecutaron en el Cementerio del Este 56 personas por el delito de Adhesión a la rebelión, entre ellas 13 mujeres que han pasado a la historia como las 13 Rosas[10], en su mayoría pertenecientes a las JSU. Para justificar públicamente la severidad de las penas impuestas, se trató de asociar a los condenados con un hipotético atentado a Franco el 1 de abril, durante el desfile de la Victoria. Veintitrés de los 56 condenados en aquella causa número 30.426 vivían en Cuatro Caminos, Tetuán de las Victorias y Chamartín de la Rosa[11]. La reorganización del PCE en Madrid había comenzado en el campo de Albatera (Alicante), cuando la dirección decidió la fuga de algunos presos para llevar a cabo la misión. Ya en Madrid, se produjo una reunión en un descampado cercano al depósito de aguas de Lozoya, con Enrique Castro y otros camaradas, para la creación del Comité Provincial. Entre las presentes estaba Carmen Barrero Aguado, vecina de Cuatro Caminos y una de las Trece Rosas. La primera prioridad era ayudar a los presos y sus familias, y la reconstrucción comenzó con la localización de la militancia dispersa de los barrios de Cuatro Caminos y Tetuán. También se decidió desde el principio organizar cinco sectores además del Norte: Sur, Chamartín (que incluía los barrios de Estrecho y Tetuán de las Victorias), Este, Ventas y Oeste. Entre los espacios de encuentro de la empresa reconstructiva encontramos lugares céntricos, como la entrada de la Mallorquina en la Puerta del Sol, pero sobre todo espacios de sociabilidad del extrarradio como los populosos bares Metropolitano o Chumbica, en plena Glorieta de los Cuatro Caminos[12]. Para obtener recursos económicos, se planearon algunos atracos, que también se localizaron mayoritariamente en los barrios del extrarradio norte: la estación de metro de Cuatro Caminos, el Cine Europa, el cine Tetuán o el atraco a una tienda de comestibles de la calle Dulcinea. Desentrañar el caso de las 13 Rosas también nos ayuda a dar cuerpo a la historia oculta de la militancia que se puede leer en las crónicas de la prensa del exilio y clandestina. Ana López Gallego, una de las menores –como se nombró en el momento el caso– vivía con su familia en una casa humilde de la calle Lérida (Cuatro Caminos). No sabía nada de sus compañeros desperdigados de la JSU, excepto de su amiga y vecina, Marina Barroso García­. Ambas se encontraron paseando por el barrio con Julián Muñoz Tárrega (de la dirección del Sector de Chamartín de la Rosa). Es solo uno de los ejemplos de reunificación de la militancia a través de la vecindad que atraviesa el caso. El territorio era importante y lo fue también para la caída del grupo, pues es sabido que medió la infiltración policial. Existe un hilo que une las biografías del vecindario de este Cuatro Caminos donde se produce el intento de reconstrucción de las JSU y el exilio exterior. El 9 de noviembre de 1940 España popular publicaba un artículo largo de Felipe Muñoz Arconada, que fue Secretario de las JSU en Madrid, titulado En las trincheras de Madrid se combate todavía[13] en el que, como era habitual en este tipo de prensa, se glosaba la defensa madrileña de la república para conectarla con el presente. “En las nuevas trincheras de Madrid se combate todavía”, y aclara que es en Cuatro Caminos, Vallecas, Las Ventas, Lavapiés donde “el franquismo en Madrid, pisa terreno enemigo”. Para un Arconada que escribía desde México, la referencia a los Cuatro Caminos no formaba parte del repertorio de lugares comunes de la izquierda madrileña. Vecino del barrio de Cuatro Caminos –como su hermano, el escritor César Arconada–, entró en las juventudes del PCE en 1929 a través del Radio Norte, el principal grupo de las juventudes según sus propias palabras[14] El segundo de los hechos sobre el que posaremos la mirada es el del asalto a una pequeña delegación de Falange en 1945 por parte de la guerrilla comunista, en la calle Ávila, barrio de Cuatro Caminos.[15] Durante el asalto se produjo el asesinato del falangista Martín Mora y del conserje David Lara. La repercusión del caso fue realmente formidable en su momento, con una amplia  cobertura en ABC, Informaciones y El Alcázar, siendo utilizado por el Régimen como piedra angular de una campaña de propaganda internacional a las puertas de la Segunda Guerra Mundial. El juicio sumarísimo, instruido por un tribunal militar, acabó con pena de muerte para los cinco participantes en el asalto, Vitini (héroe de la resistencia francesa venido para impulsar la guerrilla) y Juan Casín (mando del partido al que se intervino una imprenta en su casa), además de doce años de prisión para otros tres participantes en la trama. El caso abunda en la continuidad del barrio de Cuatro Caminos como la senda de fuga y de búsqueda de apoyos que había sido desde su surgimiento como suburbio al norte de Madrid a finales del siglo XIX. Si la elección de una sede de Falange en este barrio nos habla de la disputa de un territorio que se entiende como propio –tal y como se recuerda una y otra vez en las páginas de la prensa aquí analizada–, la disponibilidad de apoyos sobre el terreno posibilita la acción. La vigilancia del objetivo contó con el enlace de un viejo militante de CNT en un puesto de barcas voladoras (una rudimentaria atracción de feria) cercana al hotelito de la calle de Ávila; un taller de la cercana calle de General Margallo sirvió como lugar de escondite, los contactos con las mujeres que sirvieron de enlace para llevar y desahacerse de las armas se dieron en la puerta del metro de Tetuán y un cercano campo de fútbol, etc. El análisis del atentado también nos habla de la geografía del extrarradio en un sentido más amplio y se entrelaza con el instrumento historiográfico que estamos utilizando. La desarticulación de la imprenta del PCE, donde se tiraba Mundo Obrero con una minerva y una multicopista, en Carabanchel Bajo, es un aspecto de crucial importancia en el contexto de la lucha antifranquista. Esta actividad contrainformativa fue una prioridad para la resistencia interior que también aparece glosada en la prensa del exilio. En septiembre de 1945, por ejemplo, aparecía en Ahora[16] (boletín interior de las JSU en Francia) un artículo que narraba una jornada de reparto clandestino de Juventud, órgano de la JSU, en la misma barriada de Cuatro Caminos. El reparto, que comenzaba esquivando al delegado de Falange de una gran serrería –que intenta venderles serrín de estraperlo– acabará tétricamente: “Angelín de bruces en el suelo, con la espalda manchada de sangre. Debajo, entre sus brazos, asomaba aún un fajo de periódicos” Las páginas de las publicaciones comunistas son prolijas en repartos de pasquines y octavillas en los barrios periféricos. “Varios automóviles cruzan las calles de Cuatro Caminos, de Vallecas y de otros barrios populares. De los automóviles caen hojas de papel”, podía leerse en España Popular un año después[17]. La prensa del exterior, por supuesto, prestó mucha atención a la acción guerrillera interior, impulsada por sus órganos en el exilio, tal y como dejaba claro Santiago Carrillo desde Tolousse[18]: “Los guerrilleros de Madrid son la mano justiciera del pueblo…continuadores de aquellos madrileños que el 7 de noviembre se lanzaron a la Ciudad Universitaria, al barrio de Usera y Carabanchel”. Todas las publicaciones comunistas, por supuesto, glosaron el heroísmo de Vitini y sus compañeros condenados a muerte por el caso de la calle Ávila[19] y se refirieron a otros episodios de guerrilla urbana que a menudo ocurrieron de nuevo en el extrarradio, como un asalto al piso de Cuatro Caminos donde se escondían los guerrilleros de la Segunda Agrupación del Ejército Guerrillero de Centro en 1947[20].La represión en los barriosEspaña Democrática, 1940  La presencia de las periferias del cinturón rojo madrileño en la prensa del exilio basculan entre un binomio complementario: el barrio represaliado y el barrio rebelde. Durante los primeros años de la posguerra es muy frecuente encontrar una nómina de detenciones que se ceba particularmente con el territorio más significado durante la guerra. En abril de 1940 España Democrática[21] anunciaba la detención de varias personas, como Aureliano Álvarez Mineya, del Ateneo Libertario de Carabanchel;  en marzo, España Popular[22] hacía lo propio con 33 individuos de Vallecas y Carabanchel (la mayoría de CNT) que según la prensa interior “se reunían  en los cafetines y se proponían sembrar el terror en el extrarradio y algunas calles de tránsito de la capital”. Algunas de estas detenciones se producían de forma preventiva en vísperas de grandes celebraciones del régimen, tal y como informaba el boletín Información de España[23] en 1943: “La policía detuvo a muchas personas, hombres y mujeres en las grandes casas de departamentos que hay en el Paseo de Ronda (Cuatro Caminos) y que como llorasen los familiares, estos fueron tranquilizados por los agentes que dijeron que no se preocupasen que dentro de ocho horas ya estarían en libertad, como así mismo fue”. Sobre todo a partir de los años cincuenta, la prensa del exilio intenta convertirse en voz que se dirige a la comunidad internacional para mostrar la situación de penuria económica que se ceba, sobre todo, con las barriadas. Algunas publicaciones dan voz a vecinos del interior, con entrevistas cuya veracidad es difícil de verificar. En mayo de 1950[24] aparece en Cultura y democracia una entrevista a una mujer que habitaba una de las cuevas-vivienda que durante aquellos años proliferaban en Madrid, en este caso en la zona de Ventas. En España Democrática[25] abundan sobre el problema habitacional en 1954 en un artículo titulado Chozas, cuevas y habitaciones miserables, con testimonios que introducen el problema del realquiler de habitaciones. Y la misma publicación pondrá números al problema algo después[26]: “Existen en Madrid 21.000 chabolas. En Fuencarral 2925; en Manoteras, Hortaleza, Canillas, 915; Las Ventas, 1494; Vallecas, 11736, Carabancheles y Arganzuela, 6924, y Avenida del Generalísimo, 175 (Pueblo 28.9.57)” Otro recurso que se repite es el de enfatizar estudios o números oficiales para tratar de dejar patente la grave situación de pobreza y crisis sanitaria dentro del país. Así, Cultura y Democracia[27] glosaba al principio de la década una noticia del 21 de febrero en El Diario Vasco bajo el título Otro crimen franquista de lesa humanidad. La lepra en España. Habla de 18.000 niños afectados por lepra en España y se traslada a una población del extrarradio norte madrileño para ejemplificarlo: “El metro nos lleva a Tetuán de las Victorias. Es un hacinamiento espeso, tropezamos con la indumentaria más varia, uniformada por todos los miserables, por una nota común. Mejor o peor, todos van vestidos de porquería…”Los barrios siguen siendo rebeldesEspaña Popular, en el aniversario de la Batalla de Madrid, 1945  La necesidad de seguir presentando el territorio tomado como un campo de batalla interior donde la guerra continúa de forma irregular y cotidiana lleva frecuentemente a tratar la toma del cuartel de la Montaña y otros episodios de la defensa popular de Madrid como una suerte de momento fundacional aún vigente de su carácter revolucionario y resistente. Por ello, son frecuentes recuerdos y relatos como el de Andrés, el dinamitero carabanchelero que murió defendiendo la ciudad, aparecido en 1940.[28] A partir de este recuerdo cercano es posible seguir construyendo la imagen del extrarradio como territorio en conflicto. El relato comunista, que se encuentra sobre todo en la publicación mexicana España Popular, opone durante la inmediata posguerra al habitante del extrarradio con el agente más presente del franquismo en los barrios: Falange. Son habituales textos rotundos como el que sigue[29]: “En Vallecas, por ejemplo, cada líder falangista que ha llegado allá a “hacer entrar en razón” a los vecinos, le ha costado caro, pues no ha podido contar sus primeras impresiones. En otros lugares, como Cuatro Caminos y Tetuán de las Victorias, la cosa no está tampoco nada alagüeña que digamos para la Falange”. Estos barrios populares, orgullo del Madrid antifascista, son lugares vedados para los desalmados falangistas. Para entrar en ellos por la noche, y muchas veces al día, deben ir bien protegidos, y así todo, hasta con protección a veces les ajustan las cuentas”. O titulares sentenciosos como Falange con la soga al cuello[30] o El miedo corroe a los falangistas en Madrid, que apareció en 1945 en España Popular[31]. Como en otras ocasiones, una presunta entrevista traslada al lector la verdadera situación interna. Una joven que ha servido en los comedores del Auxilio Social: “Ahora y siempre, desde el propio día en que entraron las fuerzas nacionales en la capital de España, Madrid ha mostrado un odio contra los falangistas. Sobre todo, este odio se agudiza y se hace más agresivo en los barrios populares. Puede afirmarse que en las Ventas, en Cuatro Caminos, en Chamberí, no se ve un falangista”. Esta caracterización de los barrios obreros como avanzadilla de la guerra contra el franquismo, sin duda magnificada, tiene su subrayado simbólico en acciones cometidas en grandes fechas del santoral republicano, como colocar una bandera tricolor en Vallecas el 14 de abril[32],o  repartos de octavillas en las calles, los cafés o los cines, el Primero de Mayo. Pero probablemente las referencias que trasladan la continuidad del barrio rebelde por encima de ninguna otra son aquellas que se refieren a las resistencias cotidianas[33] del extrarradio, porque caracterizan al territorio como tierra hostil para el franquismo más allá de la organización política interior. Son los barrios cuyos vecinos evitan un desahucio en el barrio de Guindalera negándose a la orden de desalojo, según rescatan de Arriba en Mundo Obrero[34], o los que critican al régimen en el espacio público, “en los trenes, en el café de Tetuán, Cuatro Caminos”[35].  Para hacerlo patente, a veces sirven las anécdotas. Es el caso de un relato, seguramente inflado, aparecido en Solidaridad Obrera AIT en 1947 que ejemplifica bien la intención de este tipo de informaciones[36]: “Un poeta muy conocido, confederal cien por cien, que ha pasado varios años en presidio, al volver a recobrar la libertad no ha renunciado a ninguno de sus postulados; todo lo contrario. No hace mucho el poeta, encontrándose en un momento de buen humor madrileño, fue con unos amigos a tomar el metro en Cuatro Caminos, en ocasión de mayor afluencia. Pasó un rato, y el descenso al andén se hacía cada vez más difícil. El poeta, dirigiéndose a un amigo, le dijo: –Ahora veréis cómo nos abren paso. Y, ni corto ni perezoso, dio un estruendoso “¡paso a la FAI!”       En efecto, la gente, sobrecogida, miró con asombro al audaz viajero, dejando paso libre y celebrando con grandes muestras de agrado el atrevimiento del gran poeta, a quien momentos después buscaba por todas partes la policía franquista”. Capítulo aparte merecen las resistencias cotidianas protagonizadas por mujeres (y a veces niños) porque se insertan en la continuación de la lógica del motín, que había trasladado en el siglo XX su actividad de los barrios populares del centro a los del extrarradio. Sin duda, la imagen de la mujer al frente del motín, engarzada con la de la miliciana, tenía continuación en la lucha diaria que se quería hacer ver en estas publicaciones. Así, las protestas de las mujeres ante una panadería, como en los viejos motines del pan en Cuatro Caminos, son enumeradas junto a huelgas y acciones guerrilleras[37] , dando voz a quienes controlan la economía doméstica y evidenciando que el racionamiento y el estraperlo son lacras del franquismo. Y, de nuevo, las mujeres en el mercado, detenidas por menudear con productos del racionamiento para subsistir[38]: “Las mujeres se negaron a entregar sus mercancías a los esbirros de Falange. Estos las golpearon bárbaramente, las arrancaron los alimentos de las manos, rompiendo el pan y tirándolo a la calle. Después detuvieron y condujeron esposadas a varias de ellas. Las mujeres detenidas protestaron y denunciaron al capitán de la Guardia Civil como un abastecedor del estraperlo a gran escala.” Cabe suponer que este tipo de noticias utilizan propagandísticamente una imagen idealizada de la mujer del extrarradio, pero también cabe preguntarse cuánto nos queda por estudiar acerca sobre cómo la rebelión del cinturón rojo pudo pasar a resistencia silenciada durante la inmediata posguerra, tal y como se está estudiando ya para la hasta ahora ignorada guerra irregular y partisana que se produjo en la España rural hasta entrados los años cincuenta como fenómeno más allá de lo anecdótico. De hecho, cuando a finales de los años sesenta las mujeres del PCE empiezan a organizarse en asociaciones de amas de casa al amparo de la Ley de Asociaciones de 1964, las de Tetuán fueron las primeras en sacar cabeza[39] y el mismo mercado Maravillas escenario de algunas de sus acciones. Tenemos una gran zona de sombra que iluminar para poder unir los puntos.Publicaciones consultadas:España Democrática : Órgano del Comité N. Pro Defensa de la República Democrática Española (1937-). Desde Montevideo España Popular. México DF Información de España. México DF. Informaciones de distintas fuentes, periódicos, radios, informaciones personales, tanto manuscritas como mecanografiadas. Partido Comunista de España España Libre : Órgano en Francia de la Confederación Nacional del Trabajo de España (M.L.E.) (1945-)   . Se fabricaba en París. Cultura y Democracia, Mensual. París. Mayo 1950 Lluita Euzkadi rojo Ahora (Boletín interior de la JSU en Francia) [1] Podemos verlo, por ejemplo, en Vorms, C. (2022). La forja del extrarradio. La construcción del Madrid popular (1860-1936). Comares para el caso de Prosperidad o Hernández Quero, C. (2020). El desborde de la ciudad liberal: cultura política y conflictos en los suburbios de Madrid (1880-1930) para el de Cuatro Caminos y Tetuán [2] León, P. S. (2014). Desclasamientoy desencanto. La representación de las clases medias como eje de una relectura generacional de la transición española. Kamchatka. Revista de análisis cultural., (4), 63-99. [3] El estudio de una cultura propia del suburbio está estudiado para el caso del extrarradio norte en Hernández Quero, C. (2020). El desborde de la ciudad liberal: cultura política y conflictos en los suburbios de Madrid (1880-1930) [4] Pérez-Olivares, A. (2017). Madrid, año de la victoria. Vivir y sobrevivir en una ciudad ocupada. Historia, trabajo y sociedad, (8), 113-131. [5] Pérez-Olivares, A. (2017). La victoria bajo control: ocupación, orden público y orden social del Madrid franquista (1936-1948) (Doctoral dissertation, Universidad Complutense de Madrid). [6]  Oviedo, D. (2015). “ La extinción de los focos irredimibles”: Política de reconstrucción y control en el extrarradio madrileño. El caso de la barriada del Tercio y el Terol. In Otras voces, otros ámbitos: Los sujetos y su entorno. Nuevas perspectivas de la historia sociocultural (pp. 101-106). Universitat de València. p. 101 [7] González Neira, A., 2019. La prensa creada por el exilio republicano. En: M. Aznar Soler y I. Murga Castro, coord., 1939. Exilio republicano español. Madrid: Ministerio de Justicia, p.549 [8] Íbid [9] Se puede consultar en prensahistorica.mcu.es[10] Para el caso se han utilizado principalmente Hernández Holgado, Fernando. (s. f.). Las trece rosas, agosto de 1939: Un diálogo entre el documento y la fuente oral. En Las prisiones franquistas y Fonseca, C. (2005). Trece rosas rojas. RBA [11] Ortiz Mateos, Antonio. (2019, julio 27). Homenaje a las 23 personas de Chamartín y Cuatro Caminos asesinadas por el franquismo el 5 de agosto de 1939. Los cordeles de la dehesa. cordelesdehesavilla.blogspot.com [12] La geografía de la reorganización y sus pormenores en Fernández, C. (2017). La reorganización y oposición del PCE al franquismo (1939-1946)(Tesis de Doctorado). Universidad Complutense de Madrid. [13] España popular, 9 de noviembre de 1940 [14] Felipe Arconada [entrevista]. (2010). En Colección Jóvenes en Libertad. Testimonios Orales. Fundación Primero de Mayo, pp: 125-165 [15] Para la reconstrucción del caso Blanco, J. M. A. (2012). Atentado comunista de Cuatro Caminos, Madrid 1945: cohesión interna y propaganda externa para el régimen de Franco. Algunas discrepancias entre las fuentes. Revista de Claseshistoria, (12), 2. Y dos prolijos ejercicios de historia ficcionada pero pegada a la documentación. Trapiello, Andrés. (2001). La noche de los Cuatro Caminos: Una historia del maquis. Aguilar y Trapiello, Andrés. (2022). Madrid 1945. La noche de los Cuatro Caminos. Destino. [16] Ahora, septiembre de 1945 [17] España Popular, 22 de febrero de 1946 [18] España Popular, 8 de junio de 1945 [19] España Popular, 31 de agosto de 1946 [20] España popular, 21 de marzo de 1947. En este asalto resultaron heridos dos policías y muerto Juan Sanz Pascual [21] España Democrática, 3 de abril de 1940 [22] España Popular, 21 de marzo de 1940 [23] Información de España, número 2, Información 457, enero de 1943 [24] Cultura y democracia, mayo de 1950 [25] España Democrática, 11 de febrero de 1954 [26] España Democrática, diciembre de 1957 [27] Cultura y Democracia, 3, 1950 [28] España Democrática, 5 de junio de 1940 [29] España Popular, 5 de noviembre de 1943 [30] España Popular, 8 de noviembre de 1946 [31] España Popular, 29 de junio de 1945 [32] Información de España, 1943 [33] Scott, J. C. (2003). Los dominados y el arte de la resistencia. Ediciones Era. [34] Mundo Obrero, 20 de enero de 1949 [35] Información de España, 1 de enero de 1943 [36] Solidaridad Obrera AIT, 15 de febrero de 1947 [37] Lluita, 3 de enero de 1947 [38] España Popular, 27 de septiembre de 1946 [39] Ranz, F. A. (2011). El movimiento democrático de mujeres: del antifranquismo a la movilización vecinal y feminista. Historia, trabajo y sociedad, (2), 33-62. Fuente → serhistorico.net La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano

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Más de cuatro de cada diez euros destinados por Oviedo para el mantenimiento de las vías de comunicación del municipio se emplean en la zona rural....

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Edmundo González se suma a la lista de opositores venezolanos exiliados en España

extradigital.com.do - 09/Sep 12:00

Madrid.- El excandidato presidencial y abanderado de la mayor coalición opositora de Venezuela, Edmundo González Urrutia, se ha sumado este domingo...

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No es solo en Madrid y Barcelona: los alquileres se disparan en todas las ciudades

eldiario.es - 07/Sep 20:03

Los precios suben un 30% de media en las ciudades españolas, un aumento que se repite calle a calle en urbes grandes y medianas, costa e interior o...

Allende y Franco, la historia de unas relaciones diplomáticas desconocidas

eldiario.es - 10/Sep 20:30

Desde las antípodas ideológicas, las relaciones entre el régimen franquista y el Gobierno de la Unidad Popular estuvieron marcadas por el...

El ‘tapeo’ conquistará los hoteles de lujo de Madrid durante diez días

gacetadelturismo.com - 05:00

Madrid será el epicentro del turismo gastronómico del 19 al 29 de septiembre con la celebración de la novena edición de Hotel Tapa Tour, que...

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Presidente del Gobierno de España recibe a Edmundo González Urrutia

noticiasbarquisimeto.com - 12/Sep 13:25

El candidato opositor venezolano Edmundo González se reunió el jueves con el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, cuatro días...

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