Sidrerurgia

Los lagareros acostumbran a tomar rioja en el almuerzo, y no sidra, me comentó en su día el autor de una guía sobre la materia. También recuerdo que me indicó que el fenómeno sidrero era sobre todo urbano, porque incluso en las comarcas donde más se produce su consumo era bastante comedido. Desconozco si ambas cosas han cambiado con el paso del tiempo, aunque continúo advirtiendo más lo segundo, especialmente en las ciudades. Hasta en la parte occidental asturiana ya no son tan extrañas las sidrerías, pese a que cueste su introducción. La cultura sidrera, que no necesitaba ningún reconocimiento internacional para corroborar su extraordinario valor, constituye un elemento inigualable de nuestra identidad, y un motor de la economía del Principado, en especial en aquellas zonas en las que se elabora. Que la Unesco haya confirmado lo que ya sabíamos no deja de ser un espaldarazo sobre todo en términos de marketing, porque el potencial de atracción turística de esta bebida es notorio, y algo así ayuda aún más a su difusión.

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