Maroc - LA NUEVA ESPANA - Oviedo - 24/Sep 02:01

Deslumbrante Yllana

Una estética fascinante y una atmósfera envolvente, capaz de conmover y emocionar, son los secretos del espectáculo con el que Yllana pretende acercar la ópera a todos los públicos y que fue merecedor del Premio Max al Mejor Musical en 2019. En un escenario que simula un circo antiguo muy coqueto irrumpe una troupe de clowns con una caracterización entre Tim Burton y la familia Monster. Ataviados con corpiños, miriñaques, pelucas imposibles y abanicos de plumas, estos magníficos cantantes líricos logran seducir al auditorio sin pronunciar apenas una palabra, hilvanando las arias de las óperas más conocidas. A través del teatro gestual y con muchos elementos del circo y el cabaret, se irán desvelando las relaciones entre estos cinco divos que sólo buscan encontrar el amor y el reconocimiento. Un comienzo impactante con el "Va pensiero" del "Nabucco" de Verdi, que se acaba transformando en una melodía actual, da paso a una sucesión de escenas en las que asistimos al tierno romance entre la soprano, magníficamente interpretada por María Rey Joly y el tenor Alfredo, un entrañable abuelo de los Monster, encarnado por Toni Comas, que se encuentra deprimido y alcoholizado, y es incapaz de entonar el "Nessun dorma". Es delicioso el "O mio babbino caro" que le dedica la soprano y muy cómica la interpretación que él hace de "My way" mientras busca formas de suicidarse. Otra línea argumental es la relación entre el contratenor (Alberto Frías), perdidamente enamorado del barítono (Jose Julián Frontal o quizá Enrique Sánchez Ramos) que al principio le rechaza, pero que acabarán como dos tortolitos fundidos en un beso embriagador. La mezzosoprano de rompe y rasga que compone Mayca Teba tendrá que buscar a su amado entre el público, pues es lo que tienen los repartos impares, y con mucha gracia y salero se lanzará al patio de butacas a seducir a un pobre incauto, al que acaba subiendo al escenario. La participación de los espectadores no se queda ahí, pues en esta auténtica masterclass corean las conocidas melodías de "La donna è mobile", "Funiculì, funiculà", "O sole mio", y disfrutan con la coreografía de "La canción del toreador" de "Carmen". La dirección musical de Marc Álvarez y Manuel Coves es exquisita, así como la artística de David Ottone y Joe O’Curneen. No es la perfección formal y la factura impecable a la que ya nos tiene acostumbrados Yllana lo que más llama la atención, sino la entrega y generosidad de un reparto, que superó sin problemas un pequeño percance técnico que obligó a parar la función, derrochando energía y simpatía en una representación vibrante que se convierte en un canto a la vida y que constituye un broche de oro para la programación teatral de San Mateo.