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“El Vasco” la revolución y la guerra

“El Vasco” la revolución y la guerra Daniel Campione  Militante sindical, miliciano anarquista, oficial del cuerpo de carabineros, exiliado en Francia y resistente contra los nazis, Luis Casas terminó su vida en Carlos Paz, Córdoba donde escribió sus recuerdos. Una trayectoria única y a la vez comparable a muchas. Luis Casas Ramos nació en la ciudad de Buenos Aires el 19 de octubre de 1913. Sus padres eran inmigrantes españoles, quienes decidieron volver a su país al año siguiente. Se radicaron en Bilbao cuando él tenía un año. Luis vivió allí su niñez, y de ahí el apodo, “Vasco”, que ostentaba cuando tiempo después se fue a vivir con la familia a Madrid. De profesión tapicero y albañil, se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Al producirse el levantamiento militar de julio de 1936, participó de la recuperación del Cuartel militar de la Montaña, hecho que aseguró que Madrid continuase bajo el mando del gobierno republicano. A los pocos días se alistó en las Milicias Confederales (de la CNT), pasando a integrar la Columna del Teniente Del Rosal el 29 de julio de 1936. En esa unidad se hizo cargo de una pieza de artillería, ya que sabía manejarla por haber hecho el servicio militar en el arma de artillería. Sus principales acciones militares se desplegaron en la sierra en torno a Madrid, más precisamente en Somosierra. De regreso a Madrid, pasó a integrar la Batería Sacco y Vanzetti, la cual formaba parte de la Columna “Tierra y Libertad”. Dicha unidad tuvo un rol clave en la batalla del Puente de los Franceses, en noviembre de 1936. Allí se ayudó a contener el avance franquista sobre la capital de España. Decidido a permanecer en la capital, rechazó movilizarse con esa Columna hacia otro lugar y se alistó en Carabineros (policía de frontera y asuntos financieros) en enero de 1937. Fue destinado a la Quinta Brigada Mixta, un tipo de unidad regular constituida hacía poco. Hacia el fin de la guerra formaba parte de la Escuela de Oficiales de ese cuerpo militar. En febrero de 1939 cruzó la frontera por el paso de Le Perthus, siendo alojado en el campo de Argeles-sur-Mer, “premio” que daba el Estado francés a quienes se habían batido contra el fascismo. En la guerra había perdido a su hermano Francisco, afiliado de la Unión General de Trabajadores (UGT) y del Partido Comunista de su pueblo. Fue uno de los desaparecidos en el Frente de Santander. Por considerárselo argentino, se lo envía como parte de un grupo de esa nacionalidad al campo de Barcares. Todavía pasaría por otro campo, Gurs. El penoso itinerario de un campo a otro lo compartieron muchos miles de refugiados. Allí es alistado en las Compañías de Trabajo, siendo enviado a laborar en el reforzamiento edilicio de la Línea Maginot, el esquema de fortificaciones que se suponía detendría un ataque alemán. Al producirse la invasión nazi, junto con un compañero empiezan a caminar hacia Burdeos, en búsqueda de un consulado argentino. La idea era llegar allí y pedir un salvoconducto para este país. Llegaron allí, sin lograr que el gobierno argentino les habilitara el viaje. El grupo de exiliados hispano-argentinos formó una cuadrilla de trabajo para poder sobrevivir. En diciembre de 1940 conoce a Lorenza Castillo Venero, cántabra exiliada en agosto de 1937 junto a su familia por la militancia comunista de uno de sus hermanos y algunos de sus primos. En Burdeos, Lorenza y Luis tuvieron dos hijos, José Luis, nacido el 25 de enero de 1942 y Antonio,que vino al mundo el día 28 del mismo mes de 1945. Cuando los alemanes tomaron la ciudad, Luis fue reclutado junto a muchos exiliados republicanos (rotspanier) como trabajador forzado de la Organización Todt, empresa de la Alemania nazi encargada de grandes obras públicas y en particular de infraestructura militar. Por reclamar el pago de estos trabajos, fue encarcelado. En los últimos meses de ocupación nazi se sumó a la resistencia. Una vez acabada la segunda guerra mundial la familia sigue en Francia. En 1949 consiguen por fin la autorización para viajar a Argentina, donde pasarán el resto de sus vidas y donde viven hoy sus descendientes. Luego de una estada breve en Buenos Aires buscan la tranquilidad de las sierras de Córdoba y se establecen en Carlos Paz. No volvieron a España en vida del dictador y recién regresaron, de visita en 1979, 40 años después del fin de la guerra. Luis Casas editó en 1984 sus memorias, recordando su participación en la guerra civil y el exilio, y las tituló Sangre y Tragedia. Siguió viviendo en Córdoba hasta su muerte, el 1 de marzo de 2000. Resulta oportuno reproducir aquí un pasaje de su libro en el que Luis hace referencia a una discusión política entre anarquistas, mantenida en la capital española a poco de iniciarse el conflicto, en septiembre de 1936. Allí se pone en juego uno de los debates capitales de la guerra. El que versa acerca de la primacía entre “guerra” y “revolución”: Salimos una tarde del mes de septiembre (de 1936) para Madrid, con todo el Grupo de Artillería que estaba en la Sierra. Ahora voy a relatar lo que me ocurrió estando de descanso en Madrid, mientras se organizaba la marcha hacia Toledo. En el Cine Tetuán, en la barriada de Tetuán de las Victorias, se celebró un Congreso de los Delegados de Grupos que estaban en los frentes de la Sierra. En aquel Congreso, la polémica se centró en la marcha de la guerra y en la revolución. Recuerdo que ya en ese tiempo estábamos viviendo en pleno una guerra civil y que todos los partidos políticos pedían al Gobierno que ellos, así como las organizaciones obreras, tomaran partido en la responsabilidad de la conducción de la guerra. Éste era el motivo de mayor debate que, en esos momentos, se discutía en aquel Congreso de la Organización Cenetista de la Regional Centro en Madrid. El compañero Caparrós, delegado de la pieza artillera de calibre 15 que actuaba en la Sierra, manifestaba que la organización se tenía que desvincular de la responsabilidad de las órdenes del Gobierno para que, en un momento dado, la misma declarara la Revolución Libertadora, o sea por parte de la CNT. Tomé entonces la palabra, y en mi disertación disentí con lo expresado por el compañero Caparrós (estábamos muy cerca uno del otro), manifestando lo siguiente: – “Me voy a dirigir a los compañeros que hemos venido a este Congreso; en principio, para responder a lo declarado por el compañero Caparrós sobre el momento actual del Movimiento en relación con la situación actual de la guerra. Entiendo que lo más importante para el pueblo español en estos momentos es ganar la guerra; por lo tanto, me dirijo al Congreso y, en especial, a los compañeros que luchamos en los frentes, para decirles que la primera obligación de todos es defender a la República y ganar la guerra. Después, pensar en la Revolución.” Muy molesto y profiriendo amenazas por estas palabras, el compañero Caparrós me contestó con esta expresión: – “¡Si todos los jóvenes libertarios piensan igual que tú, nuestra revolución será un fracaso!” – “¡Lo más urgente es ganar la guerra!” –le contesté-. Entendía con mi juventud que las revoluciones no podían fraguarse en un fracaso, si el pueblo no estaba capacitado para tal fin y, sobre todo, si no había una mayoría que verdaderamente quisiese vivir en libertad (y ya la había), pero no en revolución. Recuerdo que entonces le reprochamos al Comunismo que, por el hecho de imponer una dictadura, se convierten en dictadores, sin pensar que los pueblos, sin lugar a dudas, lo que más odian son las dictaduras, llámense cómo se llamen y tengan el color que sea. Así pensaba en aquellos tiempos y así pienso ahora, después de casi treinta años de haber vivido aquella guerra. ———— La información acerca del recorrido de Luis Casas Ramos ha sido recabada a partir de la entrada correspondiente de Diccionario de voluntarios de Argentina en la guerra civil española, de Jerónimo Borágina. La Plata. Ediciones bonaerenses, 2023. Fue ampliada luego con fuentes españolas, en particular y “El exilio de Lorenza”, de Antonio Casas en I Premio a la memoria de la emigración española, Zamora, España, UNED, 2023. Fuente → tramas.ar  La Voz de la República - Todas las Noticias RSS El Primer DNI Republicano